Actualizado 21/10/2011 14:00

Julia Navarro.- Escaño cero.- Sin síndrome de Estocolmo.

MADRID 21 Oct. (OTR/PRESS) -

Irene Villa iba al colegio el día en que una bomba asesina de ETA se cruzó en su camino dejándole sin piernas. Era una niña, solo una niña camino del colegio. Ella no estaba en guerra con nadie sencillamente porque no había ninguna guerra de manera que ni siquiera se la puede considerar eso que quienes desencadenan las guerras califican de "víctima colateral".

Saben, según pasan los días me irrita más lo contentos que parecen estar algunos políticos por el comunicado de Ayete en el que los llamados mediadores internacionales amén de otros políticos de relieve internacional dejan dicho que en España había una guerra con dos bandos y que ha llegado la hora del armisticio. Que el ex presidente Carter o el Primer Ministro Blair hablen de "el último enfrentamiento armado en Europa" demuestra que o son unos malvados o sencillamente es que no tienen ni idea de lo que hablan y que su desconocimiento sobre ETA es tan grande que más valdría que estuvieran callados porque lo que dicen resulta ofensivo. Blair se debe de creer que el País Vasco es Irlanda, y alguien le debería de dar una lección acelerada de Historia.

Yo no sé a quién se le ha ocurrido la idea descabellada de creer que porque Kofi Anan, Blair o Carter digan simplezas, pero tan hirientes, como las que dicen, los españolitos de a pie vamos a conformarnos. Se deben de creer que somos idotas, que no sabemos lo que ha pasado en nuestro país en los últimos treinta años. Solo hay que pisar la calle para comprobar que los ciudadanos no tienen el síndrome de Estocolmo con respecto a ETA.

ETA es una banda terrorista que se ha dedicado a asesinar, torturar, secuestrar y aterrorizar durante décadas. Es decir que no había dos partes en conflicto, sino una banda terrorista y enfrente los ciudadanos.

Es evidente que todos queremos que desaparezca ETA, pero el precio no puede ser equiparar víctimas con verdugos, y mucho menos dar concesiones políticas porque eso sería tanto como reconocer que efectivamente matar les ha salido rentable.

Y se equivocarán los partidos y los políticos que crean que pueden sacar algún rédito al final de ETA. La sociedad española tiene a ETA descontada, ha aprendido a sobrevivir con el sufrimiento que le ha provocado la banda armada.

No, una sociedad democrática que se precie no va a dar las gracias a un grupo de asesinos porque dejen de matar. Es más, si están pensando en dejar de matar es sencillamente porque son conscientes de que su tiempo ha terminado, y porque policialmente se sienten acorralados.

Los mediadores internacionales han demostrado un desconocimiento absoluto de lo que ha sucedido en estos últimos treinta años y han puesto de manifiesto una actitud que es un insulto hacia quienes han sufrido directamente el zarpazo del terrorismo.

Pienso en Irene Villa y en tantas otras víctimas a las que un día les arrancaron la vida. Y aunque solo fuera por respeto a su dolor quienes pretenden presumir de su papel de mediadores deberían al menos haber escuchado a las víctimas y no haber servido de comparsas a los intereses de los terroristas. Es de suponer que la retribución que han cobrado les ha compensado lo suficiente para haber firmado el comunicado de Ayete.

Y eso si, si ETA decide dejar las armas bienvenida sea su decisión.

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