Lorenzo Bernaldo de Quirós.- 2.500 euros por niño

MADRID 9 Jul. (OTR/PRESS) -

En el Debate sobre el Estado de la Nación, Zetapé sacó de la chistera un conejo: el Gobierno dará a las familias 2.500 euros por cada niño que traigan al mundo. La idea no es nueva. Ya estaba en el programa electoral del Partido Popular para los comicios locales y autonómicos. El Presidente buscó y pareció encontrar un titular, un golpe de efecto para desviar la atención de los temas que más problemas le están causando, como la política antiterrorista o el hipotético pacto de gobierno con Nafarroa-Bai en Navarra. En el diálogo de sordos entre ZP y Rajoy, el primero insistía en su cheque pro-natalidad y el segundo en las actas de las conversaciones de ETA con los socialistas.

Dicho esto, la propuesta del líder socialista como la de la oposición sobre el tema refleja un asunto real: la necesidad o conveniencia de estimular la natalidad en la vieja, nunca mejor dicho, Piel de Toro. Las ayudas a la familia en España son sustancialmente más bajas que en los grandes países de la UE y eso, se supone, tiene efectos negativos sobre la propensión de los españolitos a tener tener críos. Si se abarata el coste de la paternidad, el manual dice que los incentivos para fomentarla crecerán. La experiencia francesa muestra la veracidad de esta afirmación.

Sin embargo, en economía no hay "comidas gratis". Por un lado, el coste estático de la medida, esto es, si se aplicase ahora sería de unos 1.000 millones de euros. Esta es la cifra resultante de multiplicar los 400.000 natalicios, más o menos, que se producen al año por los famosos 2.500 euros. Sin embargo, el impacto de esa medida en términos dinámicos es imprevisible. Cuanto más eficaz sea la iniciativa, será más cara lo que resulta obvio. Además, producirá un efecto indeseado o no: la atracción de muchos más inmigrantes en busca de ayudas. En otras palabras generará un "efecto llamada", una inmigración en busca de transferencias.

Lorenzo Bernaldo de Quirós