Actualizado 10/07/2009 14:00

Lorenzo Bernaldo de Quirós.- Los brotes verdes se agostan.

MADRID 10 Jul. (OTR/PRESS) -

El Fondo Monetario Internacional acaba de presentar sus previsiones económicas para 2009 y 2010. Estas constituyen un nuevo jarro de agua fría sobre la confianza del Gobierno en que los "brotes verdes" se consolidan y permitan una salida rápida de la recesión y la vuelta a tasas de crecimiento similares a las de la pre-crisis. De acuerdo con las proyecciones del FMI, la economía española decrecerá un 4 por 100 este año para volver a caer un 0,8 por 100 el próximo. Esto significa que la crisis será más dura en la Vieja Piel de Toro que en los demás países avanzados y también más larga. Aun así es muy probable que la situación sea todavía peor que la proyectada por el organismo internacional si, como es seguro, los problemas del sistema financiero se agudizan y, por tanto, el funcionamiento del mercado de crédito no se normaliza.

El cuadro dibujado por el FMI peca de un moderado optimismo. Afirma que la recuperación de la economía mundial será lenta pero no tiene en cuenta la presencia de factores que pueden conducir a un ciclo en W, esto es, a una reactivación de la actividad económica global en 2010 seguida de una nueva recaída en 2011. Esta hipótesis es muy probable si el precio del crudo sigue subiendo, si la restricción crediticia persiste y si la evolución del déficit, de la deuda pública y de la inflación no se corrige. En este escenario, los tipos de interés tenderían a subir, ya lo están haciendo los tipos a largo, y la recuperación se vería abortada.

El escenario español tiene tintes gris marengo y negro. Aunque la economía internacional se recuperase con mayor vigor de lo esperado, es improbable que España volviese a registrar tasas de crecimiento altas o lo suficientemente elevadas para generar empleo. Por un lado, las crecientes necesidades de financiación del sector público encarecen y restringen la disposición de recursos para el privado en un entorno de restricción de la liquidez. Por otro, la erosión de la riqueza financiera e inmobiliaria de las familias, el aumento del paro, el alto endeudamiento del sector privado etc. hacen impensable una reactivación del consumo y de la inversión. Quizá toquemos fondo en el tercer trimestre de 2010 pero podemos quedarnos en el suelo mucho tiempo.

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