Actualizado 21/03/2009 01:00

Lorenzo Bernaldo de Quirós.- El desplome.

MADRID, 21 Mar. (OTR/PRESS) -

De acuerdo con el Fondo Monetario Internacional, la economía mundial crecerá en 2009 un -0,5 por 100, Esto significa que el mundo estará en recesión por vez primera desde la Segunda Guerra Mundial. América caerá un 2,6 por 100, Europa un 3,2 por 100 y los países emergentes se unirán a la "fiesta". En poco más de un año hemos pasado de obtener las mejores cifras de crecimiento económico de los últimos treinta años, en 2007, a hundirnos en algo que se parece un poco a la Gran Depresión de los años treinta del siglo pasado. De los días de vino y de rosas al desastre a un ritmo vertiginoso. El problema no es sólo la bofetada que se va a pegar el mundo sino sus desastrosas consecuencias: un fuerte aumento del pario y un empobrecimiento de la gente. Como es lógico esto afectará con mayor virulencia a los economías pobres que tienen niveles de renta más bajos.

¿Qué hacer? Los americanos se han lanzado a una carrera vertiginosa de expansión del gasto y del déficit público para combatir la crisis. La Administración Obama cree que así logrará sacar al país de la crisis. Los EE.UU. Tendrán los mayores niveles de gasto público y de déficit presupuestario desde la Segunda Guerra Mundial. Sin embargo, la mayoría de los economistas estadounidenses son muy escépticos de que esa política sea efectiva. Consideran que más gasto del gobierno se traducirá en menor consumo e inversión privada y que el agujero de las cuentas públicas forzará a subir los impuestos. En este contexto estiman que el aumento del peso del Estado sólo servirá para retrasar la salida de la recesión. De hecho así sucedió en la Gran Depresión. No sirvió para nada gastar más. América.

Por una vez, los gobiernos europeos no se animan a iniciar una carrera alcista del gasto público para hacer frente a la crisis. La Merkel se ha erigido en el baluarte de la ortodoxia. Estima que gastar más no servirá para combatir la recesión, sus razones son similares a las de los escépticos norteamericanos, y que los países de la UE ya tienen niveles de déficit presupuestario demasiado altos para embarcarse en medidas que los aumenten todavía más. Si Europa sigue los consejos de Merkel y se anima a liberalizar sus rígidos mercados de factores y de productos daría una respuesta efectiva a la crisis y, por una vez, sería un ejemplo a seguir. Por desgracia es improbable que lo haga.