MADRID 26 Oct. (OTR/PRESS) -
Con su contundencia habitual y con esa falta de complejos que le caracteriza, Ignacio Sánchez Galán, Presidente de Iberdrola ha dicho: "Valemos más que las cinco grandes constructoras juntas". Este es un mensaje a las pretensiones de Florentino Pérez de hacerse con el control de la eléctrica. Con el mercado de crédito cerrado y con un endeudamiento notable, las opciones del Presidente de ACS para quedarse con la empresa vasca son prácticamente nulas. Además, la constructora liderada por Pérez se va a tener que enfrentar a la crisis de su sector. Los días de vino y rosas de los reyes del ladrillo han pasado a la historia. Ahora tienen que lidiar con un período de vacas flacas que a más de uno le van a dejar escuálido.
El espectacular crecimiento de Iberdrola con sus adquisiciones en el Reino Unido y EE.UU. ha aumentado el valor de la compañía. Quien quiera comprarla tendrá que pagar mucho dinero. Galán ha demostrado que es posible crear un "campeón nacional", capaz de competir en el mercado global sin necesidad de ayuda política y jugando con las reglas del mercado. El capitalismo español, acostumbrado a vivir a la sombra del poder, debería aprender esa lección. Galán no ha necesitado ni pedido los favores del gobierno para crear la eléctrica más eficiente y rentable del mundo. Sus accionistas y la economía española han de agradecérselo.
Iberdrola se ha convertido en la pieza clave para modernizar el sector energético español. Endesa ha pasado a manos italianas, el futuro de Unión Fenosa es problemático y no es descartable que sea objeto de deseo por alguna compañía extranjera en los próximos. En este sentido, la "marca España" en el mercado eléctrico y, por ende, en el ámbito de la energía sólo puede articularse alrededor de Iberdrola. Cualquier combinación para constituir un grupo energético nacional ha de ser liderada por la compañía presidida por Galán.
Lorenzo Bernaldo de Quirós