Actualizado 02/02/2007 01:00

Lorenzo Bernaldo de Quirós.- Otro "Código Conthe"

MADRID 2 Feb. (OTR/PRESS) -

La Comisión Nacional del Mercado de Valores ha iniciado una nueva cruzada. Ahora ha lanzado una Iniciativa Contra el Abuso de Mercado (ICAM) cuyo objetivo central es combatir el uso de información privilegiada y los intentos de manipulación de los precios. Con ese noble propósito, la CNMV plantea una serie de recomendaciones que se resumen en una mayor interferencia del regulador en el funcionamiento del mercado, en la utilización de métodos impropios de un Estado de Derecho y en la concesión a los supervisores de un amplio margen de discrecionalidad en la ejecución de su actividad. Si no se introducen modificaciones sustanciales en la ICAM, su impacto sobre la eficiencia y el desarrollo de la bolsa española será muy negativo. El Estado Inquisitorial alumbrado por el Plan de Prevención del Fraude Fiscal pretende extender sus tentáculos hacia el mercado de valores.

La ICAM son simplemente impresentables. La institucionalización de la delación de "operaciones sospechosas de abusos de mercado" y el establecimiento de una "línea confidencial para chivatazos" abren la puerta a todo tipo de excesos. Cualquier competidor, cualquier loco o cualquier bromista puede denunciar anónimamente a una empresa con el pretexto de que sospecha que ha incurrido en las acciones consideradas irregulares por la CNMV y desencadenar la actuación de los supervisores. Con independencia de la calificación moral que merece quien alienta esas conductas, este mecanismo es contrario a los principios básicos de un Estado de Derecho. Probablemente, "extravagancias" como ésta serán corregidas a lo largo de la discusión del borrador elaborado por la CNMV pero reflejan una inquietante mentalidad policíaca por parte del regulador.

La ICAM contempla también la posibilidad de que se produzcan inspecciones in situ y sin previo aviso de las sociedades cotizadas y de las entidades financieras para comprobar que aplican las medidas preventivas obligatorias previstas por la Ley del Mercado de Valores. Aunque esas corporaciones incumpliesen esa legislación y mereciesen una sanción, nadie puede arrebatarles el derecho a preparar su defensa para enfrentarse a la inspección. De lo contrario se concede a la CNMV un poder discrecional inaceptable, el derecho a pegar una "patada en la puerta de las sociedades" que vulnera sus más elementales derechos constitucionales. Los supervisores del organismo regulador funcionarían como una especie de Hombres de Harrelson con licencia para invadir la propiedad privada sin control judicial previo. Una vez más, la identidad de criterios con la Ley de Prevención del Fraude Fiscal es patente.

Manuel Conthe es un hombre honrado e inteligente pero, desde su acceso a la Presidencia de la CNMV, ha mostrado un considerable talante inquisitorial, un sistemático prejuicio contrario a la empresa privada; sus gestos, sus acciones y sus palabras expresan una concepción negativa de las corporaciones y de sus ejecutivos. En el fondo considera a esas instituciones básicas del capitalismo unos depredadores en potencia, capaces de vulnerar la ley y la moral. En este marco visionario es lógico que quiera encerrarlas en una cárcel regulatoria. El problema es que cuanto más se acerque a conseguir su meta, más ineficiente se volverá el mercado de valores en España.

Lorenzo Bernaldo de Quirós

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