MADRID 26 Mar. (OTR/PRESS) -
Lo más granado de la sociedad civil catalana se dio cita en el acto académico que, bajo el título 'El aeropuerto de Barcelona: infraestructura clave para el futuro de la economía catalana', reivindicaba El Prat como gran aeropuerto con conexiones intercontinentales. En el acto intervinieron tres conocidos académicos: Andreu Mas-Corell catedrático de Economía en la Universidad Pompeu Fabra; Germà Bel, catedrático de Economía Aplicada de la Universidad de Barcelona y Pedro Nueno profesor del IESE. Entre las iniciativas que se lanzaron en el encuentro destacan: la petición de "un modelo de gestión individualizada que promovería la competencia entre los aeropuertos" frente al actual modelo de gestión centralizada que, según los ponentes, la limita y la ilusión de no conformarse con que El Prat fuese un centro de conexiones moderado sino que, además de gestionarse desde Cataluña, se convierta en "un gran centro de conexiones transoceánicas".
En la actualidad El Prat es el octavo aeropuerto europeo en tráfico agregado y ocupa el lugar 25 ó 30 en vuelos intercontinentales por lo que en el acto académico se dijo que Barcelona no está bien conectada en vuelos transoceánicos y que está "lejos de lo que le correspondería respecto a su capacidad demográfica y económica". Este planteamiento es sumamente peligroso ya que no se hace, hasta el momento, el reparto de las conexiones intercontinentales en función de la población o de cualquier otra variable en función de la cual saldría favorecida cualquier otra provincia.
En este escenario la respuesta económica racional sería la privatización de AENA, como el ente gestor aeroportuario, y de los aeropuertos españoles para que estos compitan entre sí y en ese caso la competencia decidiría cual es el papel de cada aeropuerto tanto en vuelos nacionales como en internacionales. Esto es mucho más positivo y desde luego mucho más eficiente que "regalar" El Prat o Barajas a la Comunidad de Madrid o a la Generalitat de Catalunya. Lo único que hay que hacer es eliminar, si existen, las barreras legales o reglamentarias que impiden al Prat desplegar todo su teórico potencial. En suma, uno tiene la sensación que tras la reivindicación "autonómica o local" de las competencias aeroportuarias existen intereses que no son puramente los de los usuarios.
Lorenzo Bernaldo de Quirós