Actualizado 09/09/2011 14:00

Luis del Val.- Aspiraciones y exageraciones.

MADRID, 9 Sep. (OTR/PRESS) -

González Pons es un señor bastante sensato en su vida, aunque al estar de guardia permanente como centinela del Partido Popular no siempre puede ser fiel a su naturaleza. En eso le sucede como a José Blanco, que en su individualidad ciudadana es un tipo estupendo, pero que también está de guardia constante, y ya se sabe que "no se puede ser sublime sin interrupción".

El otro día pillaron al señor González Pons en un subidón de esos que en los que el colesterol de la autoestima sube hasta niveles peligrosos, y afirmó que el señor Rajoy aspiraba a crear 3.500.000 puestos de trabajo. Es muy posible que el señor González Pons conozca las aspiraciones del señor Rajoy bastante mejor que el resto de los empadronados en España, y, desde luego, nos es indiferente si el señor Rajoy aspira a ser Fallera Mayor, cantante de rock o ganador del Tour de Francia, porque no se deben poner coto, cortapisa ni valladares a las aspiraciones de nadie. Lo que ocurre es que, en alguna ocasión, el aspirante a presidente del Gobierno nos ha dejado entrever que pintan bastos, y eso no es coherente con la alegría de los tres millones y medio. Da lo mismo el término "aspiración", tan exculpatorio, y la ausencia de plazo, porque la aspiración podría consistir en veinte años o que se cumpliera en el siglo XXII. Lo más chocante es que ante el rechazo de la inmensa mayoría de los ciudadanos, que no les gusta que se les tome por menores de edad -y de ahí el rechazo a Zapatero- el señor González Pons insista en perseverar en el error de las promesas baldías, cercanas a la tomadura de pelo, y olvidando que la ascensión del PP se debe a un señor que insistió hasta la saciedad en decirnos que el pesimismo no creaba empleo, obviedad que se neutralizó con otra: el optimismo tampoco crea puestos de trabajo.

A medida que se acercan las elecciones las gentes del PP se crecen y comienza a aparecer la patita de la jactancia y el engreimiento. Mal asunto. Las elecciones se ganan con humildad y con trabajo. Y con jefes de Prensa que no se piensen que hay que halagar sólo a unos periodistas y despreciar a otros. Los periodistas de verdad, cuando vean melonadas, las comentarán las diga Rajoy, González Pons o su porquero. Lo digo "en confianza".