MADRID 12 Ene. (OTR/PRESS) -
Hugo Chávez, ha descubierto que Jesucristo era un gran socialista. Mientras el reelegido presidente de la República Bolivariana Socialista (Venezuela para los historiadores) tomaba posesión de su cargo, la bolsa de su país se derrumbaba, y los accionistas que todavía no se han llevado su dinero a Estados Unidos han visto cómo sus ahorros valían casi un 40 por ciento menos. Al nuevo presidente eso le ha hecho mucha gracia, y dice que sigan jugando que lo peor está por venir. Lo peor es una dictadura socialista, con los evangelios en una mano y el comisario político con teléfono móvil en la otra, telefonía debidamente nacionalizada, o apropiada, o incautada, dependerá del humor del futuro dictador, que una noche se acostará presidente elegido democráticamente y, a la mañana siguiente, se despertará como un déspota, naturalmente desilustrado, de izquierdas y revolucionario.
De momento, ya ha cerrado una emisora de televisión, y va a reformar la Constitución para poder ser elegido "in secula seculorum", porque si no existen periódicos, ni emisoras de radio y televisión que lo critiquen, puede convertirse en un tirano electo hasta que tenga la misma salud que Fidel Castro.
Hugo Chávez va camino de hablar los lunes, miércoles y viernes, con Jesucristo, el revolucionario, y los martes, jueves y sábados con Carlos Marx. Pero el día que le diga don Carlos que la religión es el opio del pueblo, a ver qué le va a contestar Jesucristo, y sobre todo, cómo va a reaccionar esta mezcla de predicador, histrión y autócrata, que ya está convencido de ser el Mesías que Hispanoamérica necesitaba. No hacen falta las artes proféticas de Sofonías para predecir que nacionalizará hasta las pastelerías y arruinará el país con las insuperables técnicas marxistas. Por favor, no le echen la culpa a EE.UU. La culpa la tiene quienes lo han elegido.
Luis Del Val.
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