Actualizado 05/05/2010 14:00

Pedro Calvo Hernando.- Camps el emplazado.

MADRID, 5 May. (OTR/PRESS) -

Como un día lo fue Jaume Matas, ahora es Francisco Camps el emplazado por una fecha fatídica, el 12 de mayo, cuando el Tribunal Supremo tiene que decidir si se le juzga o no por cohecho impropio, aunque le esperan otras causas judiciales de contenido incomparablemente más grave que el tema de los trajes, que el otro día califiqué yo de juego de niños comparativamente hablando, pero que me parece que fui muy clemente con los mencionados trajes. El caso es que los responsables del PP, como muchos hemos ido señalando en cada momento, se equivocaron al no quitarse de encima al presidente valenciano desde hace un año o más, lo que les habría ahorrado algunos grados de temperatura política. Es inabarcable la cantidad de estupideces que se han oido en estos meses en apoyo del valenciano, como aquella de Rajoy de que estaría siempre con él por delante, por detrás o de costado. Hemos tenido que llegar a mayo de 2010 para que se percataran de que en la Generalitat valenciana había una bomba de relojería que podía estallar en cualquier instante.

Según la opinión más generalizada en el seno de la familia popular, hay que exteriorizar todavía mucho más que Camps es un peligro muy grave y que hay que hacerlo saltar cuanto antes. Claro que eso no arregla casi nada, pero algo sí arregla, en paralelo con lo que días atrás sucedió con el ex consejero madrileño López Viejo o con el propio ex tesorero general del partido. Implicados en las tramas de corrupción oceánica tienen a numerosos personajes muy importantes y a otros simplemente importantes. Pero hay que reconocerles una cierta habilidad en el camuflaje o el disimulo de esa realidad, sobre todo por la desfachatez verbal con la que algunos y algunas tratan el tema. Otro aspecto importante del asunto es que la vieja seguridad de que el océano corruptivo no les afectaba electoralmente está cediendo, a la vista de algunas encuestas, como las que presentan realidades incompatibles, como es la de reconocer el terrible desgaste de la corrupción no acompañado de un gran impacto electoral. Eso ha comenzado también a cambiar.