Actualizado 28/03/2007 02:00

Pedro Calvo Hernando.- La paz, ese bien supremo

MADRID 28 Mar. (OTR/PRESS) -

Lo que son las cosas. Siento, como seguro que les ocurre a muchos españoles amantes de la paz, una especie de sana envidia ante lo sucedido en Irlanda del Norte. Y que nadie me venga con ese cuento de que no se pueden comparar los problemas de Irlanda y del País Vasco. Claro que se pueden y se deben comparar, al tiempo que no vamos a ser tan tontos de ignorar las diferencias entre ambos. Los problemas son distintos, pero la metodología para resolverlos no tiene por qué serlo tanto. En Belfast se ha culminado el proceso de paz porque Ian Paisley y Gerry Adams, con sus respectivos partidos, han sido capaces de bajarse del burro del enfrentamiento histórico y han preferido ser generosos para así buscar una salida digna al conflicto que les ha enfrentado durante muchísimo tiempo. Buscar la paz para encontrarla no significa olvidar o marginar a las víctimas, ni significa vender o traicionar a nada ni a nadie. Significa simplemente cumplir con el primer mandamiento de la responsabilidad pública, que es buscar la paz donde no la haya. La paz, ese bien supremo.

Espero que lo de Irlanda sea provechoso aquí dentro. Esa experiencia, entre otras cosas, debería servir para que el proceso de paz no fuese aquí tan largo como allí. Escarmentar en cabeza ajena, que decíamos. Porque tiene uno la impresión de que se llegó a los Acuerdos de Viernes Santo por la generosidad de muchos y que se ha llegado al acuerdo de esta semana por la generosidad y también por la inteligencia aplicada de todos. Las imágenes de Paisley y Adams sentados a la misma mesa y acordando formar un Gobierno conjunto el próximo 8 de mayo, esas imágenes tienen que alumbrar nuestro propio recorrido. Ahora mismo parece que muchos lo que quieren aquí es que no haya paz, que no se resuelva el problema, o que se pongan tantas cortapisas que sea imposible llegar a una solución. En Irlanda la paz no la han conseguido los jueces, la han logrado los políticos de todos los colores, de manera especial los anteriormente más extremistas. Todo un ejemplo que nadie tiene derecho a ignorar o a menospreciar.

Pedro Calvo Hernando.

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