Actualizado 04/08/2010 14:00

Pedro Calvo Hernando.- Trinidad y Lissavetzky.

MADRID 4 Ago. (OTR/PRESS) - Al presidente Zapatero se le ha visto en León muy mejorado de las desventuras de los meses anteriores, hasta el punto de que ha recuperado casi todo su aspecto físico saludable e incluso el sentido del humor. Es como si viese el inicio de un cambio de rumbo en el devenir económico y político de este país. Conocía ya los resultados de la encuesta de Metroscopia que publicaba "El País" el domingo, que contiene un claro y evidente mensaje de que las cosas han comenzado a cambiar, que comienza el Gobierno a recuperar la confianza y que esos tres puntos en que se han acortado las distancias con el PP son el prólogo o el inicio de un cambio de tendencia en el electorado.

La encuesta muestra datos poco favorables para Rajoy y su Gobierno en todos los órdenes, aunque la distancia todavía es importante en cuanto a intención de voto. Los dos o tres próximos meses pueden ser muy importantes, si no sustanciales, para el próximo rumbo de los acontecimientos, con la perspectiva de las elecciones catalanas este otoño y las municipales y autonómicas la próxima primavera.

Parece incluso que al fin Zapatero se ha percatado de la trascendencia de terminar con la desgana y la resignación de su partido en la Comunidad de Madrid. Yo he defendido que para las candidaturas a la Comunidad y al Ayuntamiento capitalino tenían que dejarse de tonterías, que ya han cometido bastantes en las dos últimas décadas. Ciertamente, Trinidad Jiménez puede ser una buena apuesta para el intento de desbancar a Esperanza Aguirre, y Lissavetzky para competir con Ruiz-Gallardón, aunque esta última empresa es mucho más difícil.

Lo más importante es que se ha tomado la decisión, con permiso de las primarias, de dar a Madrid el lugar que merece en el ranking de las preocupaciones políticas y electorales del PSOE. Madrid es el pozo o es la salvación. Digo todo esto a pesar de que -como alguna vez expresé aquí- los socialistas deberían recurrir a candidatos como Felipe González, por ejemplo, para el Ayuntamiento de la capital, o a Rubalcaba para la Comunidad. El esfuerzo merecería la pena.

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