MADRID 17 Feb. (OTR/PRESS) -
Los inicios del juicio del 11-M ya muestran que será imposible que los defensores de las teorías de la conspiración avancen en sus pretensiones. Ni siquiera sumándose a veces a la estrategia de los defensores de los 29 acusados, pensando que si consiguen debilitar los contenidos del sumario van a fortalecer su siembra de sospechas hacia otros territorios, como sería la organización ETA. No van a conseguir nada, pero qué triste es su papel y qué sombríos sus designios, pasando por encima de la verdad policial y judicial, al servicio de intereses estrictamente partidistas y en claro y grave detrimento del interés de las víctimas. Es increíble ya este espectáculo tan sostenido en el tiempo y tan impermeable a las evidencias y al consentimiento universal. La derrota del 14-M ha sido indigerible y ya han demostrado con creces que sólo les interesa eso y el intento de desprestigiar al Gobierno y al presidente que surgieron de aquellas elecciones.
Parte de la culpa la tiene también la izquierda, sobre todo el PSOE, por no haber sabido o querido implantar en la opinión pública el mensaje de que aquí lo único que hay que saber es por qué los dirigentes del PP todavía no nos han explicado las razones de que bajaran la guardia (Aznar dixit) en la lucha contra el terrorismo internacional y por qué se ha hecho un cierto silencio en torno a las amenazas de Al Qaeda, por ejemplo, en octubre de 2003, relacionadas con la participación del entonces Gobierno español en la guerra de Irak. Por eso hay una derecha que ha visto cancha para sus insidias en lugar de haber encontrado una muralla inexpugnable construida con esos materiales y esas confesiones de parte. Esa derecha ni siquiera ha sido impelida a pedir perdón al pueblo español por hacer lo que hizo y que sirvió de coartada al extremismo islamista para cometer la incalificable masacre del 11-M. Tampoco ha explicado nadie por qué esa derecha que bajó la guardia frente al terrorismo islamista se pone como una pantera con el Gobierno por el atentado que se llevó dos vidas en Barajas.
Pedro Calvo Hernando.