MADRID 18 Oct. (OTR/PRESS) -
Sabemos que el Gobierno va sacando adelante los presupuestos del año próximo gracias al apoyo otorgado por los nacionalistas vascos y catalanes de centro-derecha al retirar sus enmiendas y sus objeciones, y sabemos, aunque Solbes no lo ha precisado ni mucho ni poco, que ese apoyo ha obtenido la contrapartida de más dinero para Catalunya y Euskadi, pero lo que no sabemos es a qué irá destinado ese dinero. Porque hablar así, en abstracto, de esas comunidades en relación al dinero extra que percibirán mediante inversiones o regalías como fruto de su actitud favorable a la aprobación de los presupuestos podría inducir a pensar que los recursos para satisfacer las necesidades de la nación y de los ciudadanos se reparten en plan cambalache, esto es, en atención no a esas necesidades, sino a las concesiones con que se remuneraría el apoyo parlamentario.
En todo caso, decir que va más dinero a Catalunya y a Euskadi es como no decir nada en el terreno de la realidad de las personas, aunque sí, lamentablemente, en el de la ficción política y partidaria. ¿A qué se destinarán esos recursos? ¿En qué medida y quienes se beneficiarán de ellos en ambas comunidades? ¿Se empleará ese dinerillo extra, miles de millones de euros, en vivienda de precio asequible o en propaganda institucional? ¿En el fomento y creación de empleo de calidad o en gastos de representación? ¿Habrá partida para ayuda al Tercer Mundo o sólo para poner autorías y lineas AVE en beneficio de intereses particulares? ¿Quedará algo para la cultura, la ciencia, la investigación y el aliento a los talentos jóvenes, o se ira todo, cual ocurre tantas veces, en acciones pseudoculturales de mero relumbrón? Hasta que no se averigüe todo eso, el ciudadano será incapaz de discernir la bondad o las perversidades de los presupuestos.
Rafael Torres.