MADRID 19 Oct. (OTR/PRESS) -
Los miembros de la llamada Conferencia de Paz de San Sebastián saludan con la mano igual que astronautas de la NASA antes de entrar en el cohete, y como astronautas presentan la misma cara de mareo porque no tienen ni idea de por dónde van a navegar. Minutos después de posar con la manita estirada se confirmaba que, efectivamente, no tenían ni remota noción de la tierra en la que acababan de aterrizar con su nave cargada de huecas intenciones.
"Kofi Annan y Asociados" llegaron al País Vasco con las conclusiones escritas previamente no fuera a ser que se les complicara la tarde y se quedaran sin cenar en un sitio bueno, y esas conclusiones eran las más beneficiosas para el entorno abertzale, por lo tanto venían a instancia de parte. Y, la verdad, tampoco le pusieron mucho disimulo, punto por punto ese comunicado lo podía haber redactado la banda en una de sus tardes de asueto entre carta de extorsión, cursillos de explosivos caseros y prácticas de tiro al blanco cerca del caserío.
Una conferencia que en unas horas cree haber llegado al final de medio siglo de violencia de ETA situando a la banda en el mismo plano que Francia, o España, es un despropósito sin precedentes. Sólo faltaba en ese aquelarre de los "tontonautas" que Martín Garitano se pusiera corbata, (y se la puso para completar el esperpento visual). Todo estaba bien empleado en beneficio de un disfraz colectivo que a los participantes les parecería que les daba categoría de héroes internacionales cuándo les quedó de charlotada triste. Para semejante resultado era mejor que Annan no hubiera interrumpido su partida de golf.
Sin echarles la culpa a estos "tontonautas" que vinieron para figurar y hacer el papelón de manera provisional, (todos menos Garitano que lo hace de manera constante), habría que fijarse en quienes han amparado este gatuperio y sus dietas. El final de la banda está próximo pero no porque "Kofi Annan y Asociados" lo anuncie en un papel de cinco puntos inadmisibles si no porque jueces y policía le han puesto cerco haciendo mella en los terroristas. Y ese final de cincuenta años de torturas, asesinatos y extorsión hay que verlo en la Audiencia Nacional, no en un festival de San Sebastián (bis) en el que unos señores, y un tal Garitano, suscriben un escrito en el que se consagra el concepto de conflicto armado.
El entusiasmo que mostraba Urkullu es proporcional al "tierra trágame" de Rubalcaba que en la campaña electoral le van a preguntar por este entuerto. Aquí el negocio redondo lo han hecho los "tontonautas" porque les saldrán unas conferencias y posiblemente algún libro. Para la portada ya tienen la foto.