Actualizado 16/04/2011 14:00

Rafael Torres.- Al margen.- Cosas de ricos.

MADRID 16 Abr. (OTR/PRESS) -

No sé si China hace un buen negocio comprándonos, pero, en fin, en algo se tiene que gastar el dinero quien lo tiene, y más China, que al parecer lo tiene casi todo. Tampoco anda mal Telefónica, cuyos beneficios multimillonarios, que podrían estar revirtiendo a los depauperados españoles si no la hubieran privatizado ominosamente, no van a invertirse, ni una pequeña porción de ellos, en asegurar los empleos de sus trabajadores. Antes al contrario, anuncia que se va a desembarazar de 6.000, al tiempo que anuncia también "incentivos" brutales, indecorosos, para sus directivos. A los trabajadores de Telefónica condenados al paro sin venir a cuento, pues la empresa no pasa por apuros ningunos, ni reales ni ficticios, les esperan, como a los 600 de Bimbo o a los 1.200 de Pc City que están en las mismas, muchos lunes, y martes, y miércoles... al sol.

Una cosa que les pasa a los ricos y que les debe mortificar enormemente, aunque no tanto como a los pobres que caen en su radio de acción, es que cada vez quieren más, y más, y más. Y así, embrutecidos por esa compulsión, acaban matando a la gallina de los huevos de oro, que es, paradójicamente, el pobre con dos reales en el bolsillo para gastar. A Telefónica, sin ir más lejos, le podría ocurrir que o bien los pobres se quedaran sin perras para el teléfono, o bien, preferiblemente, que descubrieran que telefonear tanto, y radiarse tanto el cerebro con el móvil, y navegar tanto por la red, es una perfecta majadería, con lo que a la multinacional se le moriría, por haberla matado intentando extraerle los huevecillos en agraz, la gallina que digo.

A los ricos, ciertamente, hay que darles de comer aparte (¡comen mucho!), pero a los sindicatos éstos de ahora, también. Ante el anuncio de la enormidad laboral y social que prepara Telefónica, sólo parece preocuparles las indemnizaciones, como si estas no fueran pan para hoy y hambre para mañana, o, lo que es peor, la calderilla que despoja a las personas de su lugar en el mundo. China, con todo lo lista que es, se cree que compra bancos y cajas, pero compra parados, aunque como tiene tantísimo dinero, lo mismo le da igual.

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