Rafael Torres.- Visto para sentencia

MADRID 3 Jul. (OTR/PRESS) -

A las pocas horas de producirse la matanza en los trenes, ya se sabía que no era cosa de ETA, pero el presidente del gobierno de entonces incluso llegó a tildar de "miserables" a quienes no creyeran como dogma de fe en la autoría de esa banda. Sin embargo, y pese a que sobre aquella inicial mentira se vendría a edificar la abyecta teoría de la conspiración que sugería un complot entre ETA y el PSOE para desalojar al partido de Aznar del poder en los comicios del 14-M, ¿qué más daba quién o quienes hubieran sido, si aquel gobierno fue incapaz, en cualquier caso, de prever e impedir la catástrofe? Acebes, a la sazón ministro responsable de la seguridad de los españoles, fracasó absolutamente en sus funciones al ser incapaz de abortar los preparativos, nada discretos ni refinados por cierto, de los atentados, de modo que fueran los asesinos de ETA o de Al Qaeda los autores de la carnicería, lo cierto es que enfrente tuvieron un gobierno inane y fácil de burlar, así como unas fuerzas de seguridad pésimamente dirigidas.

El juicio contra los autores de aquellos atentados brutales concluyó ayer sus sesiones y queda visto para sentencia. La mayoría de los que se han sentado en el banquillo, más aquellos otros, los del piso de Leganés, que se inmolaron antes de ser detenidos, son quienes, en una u otra medida, mataron a los trabajadores y a los estudiantes que se dirigían en tren a Madrid, aquella mañana, a sus quehaceres, pero hay otros muchos, y con nacionales nuestros, que desde aquel instante se dieron a la repugnante tarea de matar la verdad urdiendo y propagando las más viles mentiras y las más delirantes sospechas. Algunos de ellos debatirán y opinarán hoy sobre el estado de la nación, pero nunca se les ocurrirá escudriñar el estado, el lamentable estado, de su corazón.

Rafael Torres.