MADRID 18 Oct. (OTR/PRESS) -
Los dos grandes partidos sostenedores del régimen actual, PP y PSOE, detestan los nacionalismos, salvo cuando los necesitan, que entonces los detestan más, bien que siempre en proporción a las concesiones que tienen que hacerles. Se comprende, ciertamente, que el compromiso contraído con el Estado por esos dos únicos partidos "de gobierno" les mantenga siempre alerta y recelosos ante los recurrentes intentos nacionalistas de desgajarse de él o sacarle todos los cuartos que puedan blandiendo el coco de la secesión precisamente, pero lo que no se comprende es que, siendo esto así, tanto el PP como el PSOE, que en eso son idénticos como al parecer en tantas otras cosas, se dediquen a fabricar nacionalistas a mansalva, y, encima, cargados de razón.
Rajoy, que es muy cuco (aunque sólo eso, muy cuco) se ha apresurado a señalar que lo que le dijo Zapatero a Ibarretxe el otro día es, exactamente, lo que le habría dicho él. Eso es sintonía y pensamiento único, y lo demás son zarandajas, pero ¿qué es lo que le dijo Zapatero a Ibarretxe que le habría dicho Rajoy? Nada menos, en esencia, que tenía toda la razón al sentirse agraviado por el Estado central: "Eso (el reférendum propuesto por el Lehendakari) no se puede hacer, no se va hacer, no se hará". Así de chuleta, y así, laminando al presidente electo de los vascos, y, en consecuencia, al representante y portavoz de una mayoría de ellos, que es sobre la que se sustenta el actual gobierno autónomo, va regalando frívola e innecesariamente argumentos contra el Estado común. Talmente, bien es verdad, como habría dicho y hecho Rajoy.
Rafael Torres.