Actualizado 24/04/2007 02:00

Ramón Pi.- Desde la libertad.- El culpable

MADRID 24 Abr. (OTR/PRESS) -

La sentencia del célebre escándalo del lino, y de las subvenciones presuntamente cobradas fraudulentamente por una trama de cultivadores y agramadores de esa fibra vegetal, ha sido terminante: todos absueltos. Después de ocho años de calvario procesal tras la interminable instrucción hecha por el juez Baltasar Garzón, resulta que ninguno de los imputados observó conducta ilícita, según la Audiencia Nacional.

Lo inmediato es preguntarse: ¿Cómo es eso posible, con la notoriedad de este caso y la implicación, incluso personal, de políticos muy relevantes en las acusaciones públicas? Si tratamos de responder a cuestiones tan lógicamente planteadas, habremos de decir lo siguiente:

Primero, cuando estalló el escándalo estábamos en vísperas de las elecciones europeas, y Loyola de Palacio, a la sazón ministra de Agricultura, era cabeza de lista del Partido Popular.

Segundo, quien "destapó el escándalo" fue el presidente de la Junta de Comunidades de Castilla-La Mancha, José Bono Martínez, que por entonces aspiraba a la secretaría general del PSOE y, en consecuencia, a ser el candidato socialista a la Presidencia del Gobierno. Casualmente resulta que es notorio que Bono Martínez y Garzón son muy amigos.

Tercero, Bono Martínez presentó ante la opinión pública una historia que involucraba a Loyola de Palacio a través del entonces director del FEGA, Nicolás López de Coca. El vicepresidente de Castilla-La Mancha era, en aquel tiempo, el actual candidato a renovar la Presidencia de la Comunidad autónoma.

Lo que ha pasado ha sido que la Audiencia Nacional, después de dar la palabra a acusadores y defensores de los empapelados, ha resuelto que todos son inocentes de los cargos que pesaban sobre ellos. De lo cual puede deducirse no jurídicamente, pero sí moralmente, que el escándalo del lino ha tenido un gran culpable, llamado José Bono Martínez. De posibles cómplices, encubridores o cooperadores necesarios, mejor no hablar; éste es sólo un juicio moral.

Ramón Pi.

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