MADRID 30 Ene. (OTR/PRESS) -
Ya sé que no debe hacerse, pero me permitirá el lector una confidencia personal entreverada con los acontecimientos políticos recientes: el día 28 de diciembre hube de ser intervenido de urgencia de una violenta hernia umbilical. El 29, el presidente Rodríguez anunciaba que, en materia antiterrorista, estamos hoy mejor que ayer y mañana estaremos mejor que hoy. El 30, un bombazo de la ETA mató a dos personas y destruyó el aparcamiento de la T-4 de Barajas. El 9 de enero los médicos me retiraron los puntos y me reincorporé a la vida normal. Una semana después, el presidente Rodríguez y otros dirigentes del PSOE ya apuntaban la desvergüenza de anunciar que las negociaciones con la ETA continuarían. El 17, una apendicitis aguda me devolvió al quirófano, y todavía continúo con los puntos cruzándome la barriga. Y he aquí que, mientras los proetarras profanaban la tumba de Gregorio Ordóñez, el presidente Rodríguez proclamaba su firme decisión de seguir negociando con la banda, aunque (como se publicaba ayer) no supiera muy bien quiénes fueran los terroristas que se sentasen a la mesa.
Ya sé que mi accidentado proceso quirúrgico y el no menos turbulento proceso mental del presidente Rodríguez no tienen nada que ver. Pero, por si acaso, me cuidaré más de ahora en adelante. Por si acaso.
Ramón Pi.
ramon.pi@sistelcom.com