Ramón Pi.- Desde la libertad.- Normalidad anómala

MADRID 24 Oct. (OTR/PRESS) -

Los sondeos de intención de voto para las autonómicas catalanas del día 1 muestran sólo leves variaciones en relación con lo que ocurrió hace tres años. En circunstancias normales, estas oscilaciones modestas suelen interpretarse como síntoma de estabilidad social y de fidelidad del electorado a sus propias preferencias.

Pero sucede que hay muy buenas razones para pensar que no nos encontramos ahora en circunstancias normales: cuatro meses después de la última consulta se produjo el vuelco electoral en las generales, consecuencia de los atentados del 11 de marzo de 2004. Aquel hecho volvió literalmente del revés la política catalana, porque permitió que se desencadenase el proceso estatutario que ahora está en la mesa del Tribunal Constitucional. El Gobierno autonómico tripartito, formado por la coalición de perdedores frente a CiU, partido que ganó en 2003, ha sido monotemático en este sentido, y cuando ha tenido que gestionar otras cosas, como la crisis del barrio barcelonés del Carmelo, ha mostrado una incompetencia escandalosa. Además, el 'pacto del Tinell', por el que se aísla de cualquier posibilidad de pacto estable al Partido Popular en Cataluña, constituye una anomalía democrática de primera magnitud. Y por si todo esto fuera poco, en esta campaña se ha desatado una carrera a ver quién es más nacionalista, quién está más dispuesto a forzar a los pobladores de Cataluña a aceptar leyes contrarias a la igualdad de todos los españoles ante la ley en cualquier punto del territorio nacional.

Pues bien, si los sondeos están bien hechos, resulta que nada de todo esto ha sido motivo suficiente para modificar las expectativas de voto de todos y cada uno de los partidos en liza. Anómala normalidad, ciertamente. ¿Quién nos lo explicará?

Ramón Pi