MADRID 3 Ago. (OTR/PRESS) -
El acuerdo anunciado entre el Partido Socialista de Navarra (PSOE) y los nacionalistas vascos de Nafarroa Bai ha pillado al presidente del Gobierno y secretario general del PSOE, Rodríguez Zapatero, con el paso cambiado (en Cataluña se dice un poco escatológicamente, aunque se modo expresivo, amb els pixats al ventre, excuso la traducción), al menos a juzgar por las evasivas con que ha respondido a una pregunta frontal sobre el caso: el PSN ha de reunirse con la dirección nacional (como si la marca PSOE fuese una franquicia), después de unos días, cuando los dirigentes del PSN nos hayan explicado sus razones, llegaremos a un criterio común que ya explicaremos. O sea, ni idea, ni la más remota idea de qué ha pasado.
Pero lo mejor ha sido su última declaración: como las conversaciones entre el PSN y el PSOE pueden no casar bien con su agenda, Rodríguez ha dicho que la cosa quedará probablemente en manos del secretario de Organización, el célebre estratega y estadista Pepiño Blanco. No sé si Rodríguez piensa que con esta larga cambiada se escurre del cepo de su responsabilidad máxima en este asunto, de vital importancia política para el conjunto de España. En su descargo diremos que hay un precedente de desvergüenza semejante: fue en 1986, cuando se formó el Partido Reformista Democrático, cuyo candidato a presidente del Gobierno era Miquel Roca i Junyent, que paseó su efigie por toda España como el rostro visible del PRD, aun siendo militante de Convergència Democràtica de Catalunya y candidato a diputado de la formación nacionalista catalana por Barcelona. Tras las elecciones, en las que el PRD obtuvo la muy módica cifra de cero diputados, Roca salió en una rueda de Prensa a manifestar su solidaridad con "nuestros amigos del PRD". Aquello fue sencillamente sensacional. Más o menos, como lo de ahora de Zapatero con los socialistas navarros del PSOE.
Cada vez dan más ganas de aconsejar al Partido Popular que escoja como eslogan de campaña "Cualquier cosa antes que Zapatero", aun corriendo el riesgo de que el actor Rafael Álvarez, "El Brujo", pueda repetir un chiste muy celebrado hace un año y medio: "Yo -decía- también fui de los que dijeron que antes que Aznar, cualquier cosa; bueno, pues ya tenemos cualquier cosa".
Ramón Pi.