Actualizado 19/01/2007 01:00

Rosa Villacastín.- El abanico.- 'El pipa' triunfa en Madrid

MADRID 19 Ene. (OTR/PRESS) -

Oyendo las perlas que se dicen los políticos, mucha gente puede llegar a pensar que en Madrid andamos todos a la gresca, igual que Zapatero y Rajoy, o que Calderón y los jugadores del Madrid, pero no. Madrid es la ciudad de los grandes contrastes, donde se celebran todo tipo de acontecimientos, y donde el personal suele evadirse con frecuencia, en un esfuerzo titánico por evitar que la crispación que invade el Congreso de los Diputados, no les alcance y les convierta en un muñeco del "guiñol".

Para conseguirlo qué mejor que adentrarte por ejemplo, en la Gran Vía, y elegir una cualquiera de las numerosas opciones teatrales o cinematográficas de esta temporada, que las hay y muy recomendables por cierto. Es lo que yo hice el lunes, después de seguir el cuerpo a cuerpo entre el presidente del Gobierno y el líder de la oposición. Tan nerviosa me pusieron que para recuperarme opté por irme a ver a Antonio "El pipa". Un gitano de pura cepa que nada tiene que envidiar a los "yugorcines" de Hollywood, pues mide 1,85 de estatura, tiene unos ojos verdes que quitan el sentío, unas piernas que tendría que asegurar no sólo por su extensión, sino por la calidad de su baile, y un estilo propio, en el que no permite hacer concesiones gratuitas a la galería.

Y es que Antonio ha sido el encargado de inaugurar el Primer Festival Andalucía Flamenca que se está celebrando en el Teatro Gran Vía de Madrid, y lo hizo en medio de una gran expectación, ya que ha sido elegido el mejor espectáculo del año por votación popular, después de haber conquistado al público de Nueva York, Londres y Paris.

Puedo prometer y prometo que el público asistente -entre quiénes se encontraban Beatriz de Orleáns, Charo Vega, Pastora e Imanol Arias, y Rosa Montero-, no salió decepcionado. Todo lo contrario. "De tablao" es un espectáculo en el que se mezcla lo antiguo y lo moderno, el cante y el baile más puro con algunos toques de modernidad en los trajes, en la forma que no en el fondo. En fin, hora y media, en la que en ningún momento decae el interés por quiénes se dejan el alma en el escenario. Gitanas viejas, gitanas jóvenes, gitanas gordas y flacas, tan lindas todas, tan grandes artistas, cada una en su estilo, que deberían figurar en las portadas de "Elle" o de "Telva", o si lo prefieren en alguno de los muchos programas que hay del corazón, porque ellas y ellos sí tienen cosas que contar. Historias que han vivido y que merece la pena conocer porque el mundo no lo componen sólo las Zaldívar y las Pantojas, sino otra mucha gente, a la que apenas si prestamos atención, y que son los que verdaderamente hacen posible que este país funcione, y no que se nos vaya enterito por las alcantarillas.

Rosa Villacastín.

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