Actualizado 12/01/2007 01:00

Rosa Villacastín.- Unidad frente al terrorismo etarra

MADRID 12 Ene. (OTR/PRESS) -

Cuando después de unos días de vacaciones llego a la Terminal 4 del aeropuerto de Barajas, no puedo por menos que pensar en el atentado de Atocha, y un escalofrío recorre todo mi cuerpo. Siento de nuevo aquella sensación de inseguridad, de temor, de dolor por las victimas inocentes, por sus familias, por sus amigos. Fue como si hubiera vuelto del limbo para darme de bruces con el mismísimo infierno. Hierros retorcidos, techos hundidos, pero sobre todo la sensación de que todavía pudo ser mucho peor de lo que fue.

Y es que viendo el escenario donde ocurrieron los hechos, sintiendo como el polvo y el olor a quemado se van metiendo por mi garganta, por mi nariz, no puedo dejar de pensar en todas aquellas personas que durante un tiempo han vivido con la ilusión de que también para ellas era posible otra vida. Una vida en la que poder pasear con su familia sin el fantasma del miedo pisándoles los talones.

¿Y qué decir de esos dos muchachos ecuatorianos que buscaron refugio en el aparcamiento del aeropuerto, para dar una cabezadita mientras su novia, su amigo iban a esperar la llegada de los suyos? ¿Cómo iban a imaginar siquiera que lo que allí encontrarían seria la muerte?. Una muerte que cortaría de cuajo todas sus ilusiones, todos sus proyectos de futuro.

Porque ellos, como tantas otras victimas inocentes, se fueron sin que nadie les haya podido explicar el por qué de este crimen, el por qué de tanta sinrazón, el por qué de tanto odio. Más ahora que parecía que la paz estaba al alcance de nuestra mano, si, sí de nuestra mano, no de la mano del presidente Gobierno, sino de todos y cada uno de nosotros, porque de haberse conseguido todos hubiéramos ganado en libertad.

Pero tan doloroso como eso es ver cómo los políticos intentan sacar tajada de atentados como el ocurrido el día 30 de diciembre. Cómo en vez de preocuparse por el dolor de esas madres que han perdido a sus hijos en un atentado que no tiene explicación ninguna, de lo que se habla es de las indemnizaciones que van a cobrar cada uno de ellos. Nunca antes, se había hablado de las victimas en un plan tan mercantilista, nunca antes nos habíamos preocupado tanto por saber cuánto les pagara el gobierno de la nación o de la comunidad a esas familias, hoy rotas por el dolor. ¿Por qué ahora sí? ¿Acaso unos miles de euros puede mermar la pena de quiénes han perdido a sus seres mas queridos?.

Yo invitaría a los políticos españoles, a los líderes, a los diputados, que por un minuto aparcasen sus diferencias y volviesen sus ojos hacia los representantes de los ecuatorianos afincados en España. ¡Qué dignidad, que comportamiento tan ejemplar, que riqueza de vocabulario, cuanto tenemos que aprender de esta sencilla gente que vino a nuestro país en busca precisamente de lo que no han encontrado en el suyo¡

Este fin de semana se van a celebrar manifestaciones en Madrid y en el País Vasco, en contra del terrorismo, por la paz, por la libertad y por tantos inocentes como han perdido la vida en atentados terroristas. Acudamos a ellas porque sólo desde la unidad podremos combatir esa lacra que es el terrorismo etarra.

Rosa Villacastín.

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