Actualizado 18/03/2007 01:00

Victoria Lafora.- Dar la palabra

MADRID 18 Mar. (OTR/PRESS) -

El director de cine Manuel Gutiérrez Aragón se ha atrevido a dar la palabra a las víctimas de ETA en una película que se encuentra en fase de montaje.

Sólo un realizador tan serio y solvente como él podía enfrentarse, en los tiempos que corren, a un reto y una obligación de estas características. Porque en nombre de las víctimas de ETA se han hecho muchas villanías, se las ha utilizado, silenciado, marginado. Ahora el Gobierno de Vitoria cae en la cuenta del silencio vergonzante que ha mantenido con quienes, además de padecer el terrorismo en carne propia, eran tratados como apestados, como enemigos de la causa nacionalista.

También ha habido, y sobre todo hay, dirigentes de asociaciones de víctimas (sí, estoy pensando en Francisco Alcaraz) que no dudan en arrastrar a los suyos detrás de consignas de partidos afines y pagar abogados para que, en su nombre, acosen a los policías que descubrieron el mismo 11-M que la dinamita de los trenes no era la que utiliza ETA.

Las víctimas necesitan, más que nadie, que no se use su nombre en vano, que se les deje hablar, que se escuchen sus terribles experiencias, sus miedos, su humano rencor. Porque no es fácil sobrevivir al asesinato de un hijo, al asesinato de un padre o al asesinato de tu pareja y encima que los vecinos no te saluden, que la sociedad te haga el vacío y que el asesino, acabada su condena, se instale en el piso de abajo.

Trata esta película de hechos reales, de un hombre que fue amenazado por el entorno de ETA, y todo lo que cuenta el actor José Coronado, su protagonista, no es un guión literario, son las frases con las que el amenazado ha contado su historia. Por primera vez el mundo del cine recoge los testimonios de quienes han sufrido y sufren el terror.

Se han escrito multitud de libros sobre este tema, muchísimos reportajes periodísticos, pero el cine tenía esa deuda pendiente que a partir de septiembre (la película será presentada posiblemente en le festival de San Sebastián) quedará saldada.

Por las víctimas de ETA se pueden hacer muchas cosas y los demócratas españoles tenemos muchas obligaciones que no todos los días se recuerdan. Pero sobre todo el deber de escuchar sus testimonios y de sumarnos a su petición de que no se les manipule en función de intereses partidistas. A lo mejor, entre todos, lo conseguimos.

Victoria Lafora

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