Actualizado 28/06/2009 14:00

Victoria Lafora.- Fabra, un hombre con suerte

MADRID 28 Jun. (OTR/PRESS) -

El presidente de la Diputación de Castellón, Carlos Fabra, hombre fuerte del PP valenciano e intocable para la dirección nacional de la calle Génova, pese a estar acusado de los presuntos delitos de cohecho, trafico de influencias y fraude fiscal, es un hombre con suerte que sabe demasiado.

Nueve jueces han pasado por el juzgado de Nules. Nueve jueces se han encargado de tramitar el sumario de más de veinticinco mil folios donde se describen las actividades de este prócer de la política. A pesar de lo cual, él mismo advirtió en la última campaña que a los votantes no les interesaba a qué se dedicaban ni él ni Camps y que por tanto, todas las graves acusaciones de corrupción iban a caer en saco roto. Acertó.

Es un hombre con suerte que alardea de no recordar a cuanta gente ha colocado en sus doce años ininterrumpidos al frente de la Diputación de Castellón. Que comenta con absoluto desparpajo cuáles son las administraciones públicas donde sitúa a sus afines, simpatizantes, vecinos, y cómo estos se convierten en "votos cautivos" y así pierden la capacidad de mirar debajo de las alfombras, donde la fiscalía anticorrupción lleva mirando desde el año 2005.

Y es un hombre afortunado porque ese mismo juzgado de Nules, ocupado desde hace año y medio por jueces suplentes, ya tiene titular: es nada más y nada menos que el hijo de un líder histórico de Alianza Popular en Castellón. Jacobo Pin, que acaba de aprobar la carrera judicial, se incorporara a Nules el ocho de julio a petición propia y para hacerse cargo del "caso Fabra". Su padre, un conocido abogado, fue cabeza de lista al Congreso por Alianza Popular y formó parte de la lista municipal de Burriana. Seguro que conoce a Fabra, es un hombre muy popular.

La fiscalía también investiga otro hecho de la campaña electoral última que afectó a un grupo de inmigrantes latinoamericanos que fueron llevados con engaños al mitin triunfal de Camps, Rajoy y Fabra en Valencia.

Al parecer un intermediario les prometió un puesto de trabajo para lo cual debían desplazarse desde Castellón, donde residen, hasta Valencia. Cual fue su sorpresa al ver que eran conducidos directamente a la plaza de toros, al mitin del PP. Una vez hecho su papel de "bulto" los cien inmigrantes fueron devueltos a Castellón. Cuando días después reclamaron el puesto de trabajo prometido se les indicó, por el mismo intermediario, que "nos les interesaban suramericanos, colombianos, ni moros, ni mucho menos negros, solo necesitaban españoles para este trabajo". Es decir una estafa en toda regla. No se sabe qué opina Fabra al respecto.

VICTORIA LAFORA

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