MADRID 18 Ene. (OTR/PRESS) -
Resulta paradójico que cuando el Presidente Zapatero parecía noqueado por su propia actitud tras el terrible atentado de Barajas haya sido Rajoy, precisamente Rajoy, quien le devolviera el aliento. Nunca el Partido Socialista podrá agradecer más a un adversario político el enorme favor que le hizo en el debate sobre terrorismo. Ese debate que solicitó con empeño el PP, que nunca debería haberse realizado -visto el fondo, la forma y el resultado- y que sirvió para alegrar a los etarras y poner de manifiesto ante la ciudadanía que el gran crispador ha sido y es el Partido Popular, y que así, con esa estrategia electoralista y cortoplacista, desprovista del más mínimo sentido de Estado, no se puede ir a ninguna parte.
Los ciudadanos que conforman la masa silente, los electores que no se encuadran ciegamente en ninguna sigla política, los que no son hooligans de ningún partido, terminaron ante los televisores perplejos y abochornados. Se preguntarían: ¿Como puede llegarse a un acuerdo dialogado con una banda terrorista si es imposible que dos partidos democráticos se pongan de acuerdo en un tema de Estado? ¿Estamos pidiendo a los asesinos lo que no logran hacer los políticos demócratas? ¿Tan difícil resulta olvidar por una vez la confrontación electoral y sumarse a un proyecto que una a todos los españoles de bien? Vergonzoso.
Si Zapatero está arrepentido, sin duda, de la pésima administración del post atentado, Rajoy debería estarlo de su nefasta administración de un debate en el que perdió los papeles y se comportó como el peor de los hooligans del Partido Popular. La última encuesta publicada sobre el debate, en un medio poco afín a las tesis del Gobierno, da como claro vencedor a Zapatero. O sea que el verbo florido, la dureza dialéctica, la destreza parlamentaria no sirven de nada ante la percepción de la masa silente de que se está cayendo en el exceso. Si al día siguiente, fuera ya del fragor, supuestamente instalado en el sosiego de una entrevista, Rajoy dice algo tan burdo, tan de la escuela FAES, como que se debería exigir para ser Presidente del Gobierno algo mas que ser español y mayor de 18 años, se desborda el tarro de la cordura. ¿Y si el PP pierde otra vez las elecciones que dirá? ¿Qué para poder votar habría que ser algo más que mayor de edad y español, que habría que pertenecer a una determinada clase social?
Ayer Zapatero volvió a insistir en un foro en la necesidad de un pacto y con su, ahora discutible, propensión a la esperanza no descarta convencer al PP. Debería precisar, con mayor rotundidad y contundencia, que no habrá nuevo diálogo con los asesinos hasta que estos no renuncien definitivamente a la violencia y entreguen las armas. A lo mejor era un buen comienzo.
Victoria Lafora.