- Un terremoto de 8,1 puntos de magnitud provoca una falsa alerta máxima por tsunami en las cosas del Lejano Oriente
TOKIO/MADRID, 15 Nov. (OTR/PRESS) -
El exceso de celo ha jugado una mala pasada a las autoridades rusas y japonesas, que dispararon hoy todos los mecanismos de alerta máxima por maremoto ante la llegada de lo terminó siendo un 'minitsunami' a sus costas. Las últimas informaciones de la Agencia Metereológica de Japón hablaban de olas de entre 20 y 40 centímetros de altura golpeando con ahínco las playas mientras más de 100.000 personas pasaban la noche en lugares de la parte alta de la isla de Hokkaido. El origen del pánico que cundió fue un seísmo de 8,1 grados en la escala Richter (de 0 a 10) cerca de las Islas Kuriles. al noreste del Japón.
La Agencia Metereológica de Japón alertó de la posible llegada de un tsunami a las costas norte y este del país tras registrarse un seísmo de 8,1 grados en la escala Richter en el mar de Ojotsk, cerca de las Islas Kuriles, que pertenecen a Rusia desde que el Ejército Soviético las invadiera en los últimos años de la II Guerra Mundial. La primera reacción de las autoridades rusas a esta alerta fue desalojar a las poblaciones cercanas a la costa hacia lugares elevados de la isla.
Pero la alerta, por precaución, no se quedó ahí. La noticia corrió como reguero de polvora por todas las costas del Océano Pacífico y Japón también disparó la alarma desde la isla de Hokkaido, al norte de Tokyo, hasta la provincia de Aichi, en el centro de la isla central del Imperio del Sol Naciente. En total más de 100.000 personas fueron evacuadas por las autoridades rusas y japonesas, que llegaron incluso a convocar un gabinete de crisis para planificar la respuesta ante el desastre de un tsunami.
SE AVISO DE OLAS DE DOS METROS
Sin embargo, tan sólo unas horas después, frente a las olas de más de 2 metros que se esperaban en el Oceáno Pacífico, el primer 'minitsunami' golpeó el puerto de Nemuro, en la isla de Hokkaido, a las 21.29 horas local, con una altura de entre 20 y 40 centímetros. Pocos minutos después, una segunda ola de 20 centímetros llegó al puerto de Kushiro, cerca del anterior y en el suroeste de la isla. Posteriormente, otros tres 'minitsunamis' arribaron con 40 centímetros de cresta.
El exceso de celo de las autoridades japonesas sacó de sus camas a una treintena de localidades, mientras en el imaginario colectivo todavía resta muy reciente el terrible tsunami que asoló Indonesia y dejó cientos de miles de víctimas mortales y regiones enteras destruidas por la fuerza del mar.