Actualizado 20/11/2006 18:32

Crónica Religión.- Blázquez subraya que "las ayudas que reciben con una mano las entregan con la otra"

- Valora positivamente el acuerdo de financiación porque contribuye a la "cultura de la transparencia" en relación a las cuentas

MADRID, 20 Nov. (OTR/PRESS) -

El presidente de la Conferencia Episcopal Española (CEE) y obispo de Bilbao, monseñor Ricardo Blázquez, aseguró hoy durante su discurso de inauguración de la LXXXVIII Asamblea Plenaria de los obispos que "las ayudas que reciben con una mano las entregan con la otra" y que sólo quieren recursos para desarrollar su misión. "La Iglesia no es rica ni quiere serlo", dijo. En la misma dirección, valoró positivamente el nuevo acuerdo de financiación de la Iglesia porque contribuye "a la cultura de la transparencia" en relación a las cuentas.

En un discurso en el que también repasó el discurso del Papa en el Encuentro Mundial de las Familias de Valencia este verano, Blázquez instó a los ciudadanos ayudar a la Iglesia a través de colectas, suscripciones o donaciones puesto que la Iglesia sólo recibe por la asignación tributaria el 25 por ciento de sus necesidades básicas. Sobre este particular el presidente de los obispos denunció que "con alguna frecuencia se mezclan las cosas y se agitan para no ver claro".

Así se pronunció en relación al cambio en la financiación de la Iglesia, que ha eliminado una asignación fija y ha elevado al 0,7 el porcentaje que los ciudadanos pueden aportar a la Institución a través de la declaración de la renta. Ricardo Blázquez explicó que la Iglesia necesita de la colaboración económica del Estado, de instituciones privadas y de particulares para preservar el patrimonio cultural y artístico, para los colegios católicos concertados y para servicios sociales.

Entre las labores sociales citó por ejemplo a Cáritas y otras agrupaciones católicas que atienden enfermos, ancianos, inmigrantes, marginados o a proyectos de promoción en el Tercer Mundo. En ese sentido, manifestó su deseo de que asignen no sólo los católicos, sino "todos los que conocen y aprecian los servicios de la Iglesia. Confiamos en la valoración positiva que merece esta colaboración y en la generosidad de las personas".

El presidente de los obispos explicó que lo que la Iglesia recibe a través de la Administración por la asignación tributaria se destina a las actividades de catequesis y educación en la fe; a las celebraciones litúrgicas, sacramentales y de piedad popular; a mantener los templos y construir otros necesarios; a la atención pastoral de enfermos, ancianos y presos; a la formación, sustentación, vivienda y seguridad social de los agentes de pastoral (obispos, presbíteros, religiosos y seglares); sin contar las numerosísimas personas que colaboran como voluntarios.

NECESIDADES PASTORALES

"Tengan la seguridad de que en la Iglesia pedimos con mayor libertad para las necesidades caritativo-sociales de personas cercanas y distantes que para las necesidades pastorales", subrayó. Sobre ese particular, Blázquez aclaró que los miles de voluntarios, catequistas y misioneros no habían surgido por generación espontánea, sino "guiados por el Evangelio de Jesucristo".

En relación a la decisión del Gobierno de elevar también al 0,7 por ciento el coeficiente de la asignación a "otros fines sociales", el presidente de la CEE lo valoró positivamente porque "no es alternativa a la que los contribuyentes hacen en favor de la Iglesia: es posible marcar ambas casillas a la vez, resultando igualmente beneficiadas ambas opciones con el mencionado porcentaje".

"Estamos satisfechos porque el contenido es razonable; porque la voluntad de acuerdo que existía tanto por parte del Gobierno como de la CCE se ha plasmado en resultados concretos; y porque la sociedad en general ha saludado positivamente el que esta cuestión se haya resuelto mostrando ambas partes su razonable satisfacción. Con este acuerdo se profundiza en la libertad religiosa", dijo.

Igualmente, valoró positivamente la memoria anual perfeccionada con el destino de la asignación tributaria que tendrá que presentar la Iglesia porque cultiva "una cultura de la transparencia". "Quienes contribuyen con su aportación tienen derecho a conocer los ingresos y los gastos, y a la acreditación de éstos", dijo. "La Iglesia no es rica ni quiere serlo; no busca privilegios; sólo aspira a disponer de los recursos suficientes para desarrollar la misión que el Señor le ha encomendado", concluyó.

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