Actualizado 10/03/2007 01:00

Andrés Aberasturi.- Juegos de palabras

MADRID 10 Mar. (OTR/PRESS) -

A ver si nos aclaramos con lo que es y con lo que no es democrático, porque uno, que intenta oír y comprender a todos, no sabe ya a ciencia cierta donde empieza y donde termina la frontera de las libertades. Llamazares, que es un líder de izquierdas muy bien considerado aunque con escaso éxito electoral, improvisaba sobre la marcha sobre la derecha que -decía- "parece no tener limites" para, acto seguido, acusarla de "patrimonializar a las víctimas, la política antiterrorista y ahora pretende también patrimonializar Navarra".

Como no sé muy bien qué quiere decir exactamente ese verbo tan difícil, "patrimonializar", acudo al diccionario pero, ay, no aparece. Será pues una licencia política de Llamazares pero que no termino de entender desde una óptica no sólo gramatical sino democrática; supongo que lo que el líder de IU quiere decir cuando convierte en verbo la palabra patrimonio, es que la derecha pretende apropiarse de victimas, política antiterrorista y Navarra, lo cual no deja de ser complicado de aceptar a no ser que se parta de la base de que las victimas carecen de personalidad propia, el ejecutivo haya dejado en manos del PP las carteras de Interior y Justicia y los navarros no voten, como si hacen el resto de los españoles. Pero Llamazares va más allá y dice que tiene bastante sentido tildar de "rebelión cívica" la política del PP aunque añadiría apellidos a esta rebelión: "rebelión cívica de la involución y de la derecha que por una parte intenta patrimonializar el poder e intenta negar el Gobierno a quien en estos momentos ha sido elegido de forma democrática". O sea -y esta es la única conclusión posible- que el PP está a las puertas de dar un golpe de estado. Atentos todos que, según Llamazares, estamos al borde un nuevo tejerazo o algo así.

¿Exagero? Yo no, en todo caso es Llamazares quien se pasa en su improvisación al admitir una "rebelión cívica" del PP con dos objetivos claros: patrimonializar el poder y negar el gobierno democrático. Esto, que yo sepa, se hace de dos maneras: ganando unas elecciones o entrando a caballo o en viejos autobuses alquilados (el detalle del transporte no es fundamental) en el Congreso de los Diputados. Como parece que no hay elecciones generales a la vista, solo nos queda el plan B, el de los autobuses o el caballo.

Por su parte, Simancas, el candidato a la Comunidad de Madrid del que dijo Umbral que no le quedaban bien ni los trajes hechos a medida, acusa a su rival Mari Espe de ir del brazo de Sáenz de Ynestrillas. Y no la veo yo. Pero como se ve todo vale desde que en algún despacho de Ferraz se inventaron eso de "la derecha extrema". Y ya llevamos mucha democracia para saber quién es quién y que traten de engañarnos con juegos de palabras. Ni hay rebelión cívica, ni se niega el poder ejecutivo a nadie ni está un milímetro más cerca de la extrema derecha Mari Espe que Simancas. Sólo falta que ahora salte Zaplana y nos hable del contubernio o de las hordas marxista que siguen a Llamazares. Somos ya muy mayores para estos juegos macabros aunque sean de palabra. Aquí cada cual disiente de lo que le da la gana y sale a la calle cuando le apetece y nadie es quien para "patrimonializar" lo democrático. A mi, personalmente, que no pienso ir a la manifestación de hoy, me parece magnifico que se manifiesten todos los que quieran y pidan al Gobierno en el poder un cambio de su política antiterrorista. El Gobierno hará lo que crea que debe hacer y cuando toque, unos y otros recontarán los votos que han ido provocando sus decisiones. El problema de Llamazares, me temo, es el mismo que el de Simancas: o van del brazo o no pillan. Y a veces, ni aun así.

Andrés Aberasturi.

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