Actualizado 13/11/2012 13:00

Andrés Aberasturi.- Nosotros y ellos.

MADRID 13 Nov. (OTR/PRESS) -

Mientras escribo esta columna están reunidos en algún lugar tres representantes del PSOE y otros tantos del PP/Gobierno para encontrar fórmulas que frenen -ahora- ese drama absoluto, más de cuatrocientas mil veces repetido sólo en los últimos meses, que se llama desahucio. La sociedad toda clama ante las imágenes y llora los suicidios; los sindicatos exigen, la policía se niega a colaborar, los jueces han hecho saber que necesitan leyes y la banca... la banca espera la inyección financiera que llegará en diciembre y que por mucho que se diga pagaremos entre todos, desahuciados incluidos.

Y uno se pregunta por qué en este país siempre hacen falta muertos para solucionar -o al menos intentar- los problemas. Porque el desahucio se rige por unas leyes creo que de 1909 que nunca, al parecer, han sido modificadas y es evidente que nada tienen que ver con los tiempos que corren. No lo digo ni yo ni los que están en la lucha activa contra esta aberración, lo ha confirmado la propia Unión Europea que habla de indefensión y, sobre todo, lo dicta el sentido común. Y no se trata, claro, de hace barra libra para los que no cumplan lo pactado; es lógico que, si tu te comprometes a una cosa, tienes que cumplir con tu parte o quedarte sin la cosa/casa. Pero nuestra legislación va mucho más allá y carece de alternativas para situaciones tan extremas como estamos viviendo ahora: te quitan la casa, la venden o se la quedan, no te devuelven lo que hasta ese momento has pagado y hasta es posible que, para colmo, Hacienda te reclame la plusvalía. De locos.

Pero los desahucios no sólo no empezaron ayer sino que era más que previsible que se iban a multiplicar cuando las cifras del paro empezaron a dispararse. ¿Por qué no se hizo entonces lo que se pretende hacer ahora? Y lo que se haga ahora ¿se hará con efecto retroactivo o los más cuatrocientos mil desahuciados seguirán prácticamente expulsados de la vida social, apestados para cualquier operación económica por estar en la lista oficial de morosos? ¿Y si la banca decide recurrir a la Justicia lo que pacten los políticos?

No es fácil lo que pretende ahora el PP y el PSOE y llama la atención que las instituciones financieras no estén también presentes en esa mesa que busca soluciones. Y, sobre todo, además de ese desasosiego generalizado, hay monumental cabreo de todos cuando se lee, y se sabe, que esas mismas instituciones financieras que ejecutan los embargos, condonan deuda millonaria a partidos políticos y sindicatos. Cada vez se hace más verdad lo que explicaba muy bien el llorado profesor García Calvo: la sociedad se divide entre "nosotros" y "ellos" y cada vez tenemos mas claro quienes somos nosotros y, sobre todo, quienes son ellos por mucho que pretendan disfrazarse de mayoría.

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