Publicado 12/10/2024 08:00

Antonio Casado.- Ruido de barones

MADRID 12 Oct. (OTR/PRESS) -

No me lo invento. Se lo oigo decir a uno de los barones señalados como "renovables" por el departamento de recursos humanos del PSOE. Que, durante los ejercicios espirituales de Pedro Sánchez a finales del pasado mes de abril, cuando puso contra las cuerdas al pueblo soberano, se reactivaron los dirigentes territoriales del PSOE porque muchos se tomaron en serio la amenaza.

Si el presidente del Gobierno abandonaba su puesto, a causa de un ataque de contrariedad por el procedimiento judicial abierto contra su esposa, Begoña Gómez, que el terremoto les pillase prevenidos. No se consumó el chantaje. Como se sabe, Sánchez dio marcha atrás al descubrir en sus cinco días de almohada compartida que sí le compensaba seguir sacrificándose por todos nosotros desde su puesto en el Palacio de la Moncloa, aunque muchos no se lo acabemos de reconocer.

La Justicia persistió y persiste en su disposición a investigar a su esposa por conducta presuntamente delictiva. Pero los ecos de la intercomunicación entre barones, cabizbajos por la pérdida de poder territorial de la primavera de 2023 (elecciones municipales y autonómicas), que ellos achacaron a las políticas del Gobierno central, llegaron a Ferraz. Eso derivó en apremiante necesidad de reiniciarse en un congreso federal.

Ahí estamos, a mes y medio del cónclave nacional. Por debajo de la línea de flotación hay malestar creciente en unas cuantas federaciones objetoras de las políticas de Sánchez. Se reclama más democracia interna de forma más o menos contundente. Y el ruido aumenta cuando la demanda viene de barones sanchistas declarados "renovables". Por la militancia, en el caso de Juan Espadas en Andalucía. O por la poderosa secretaría de Organización que dirige Santos Cerdán a las órdenes de Pedro Sánchez, en el caso de Luis Tudanca en Castilla y León.

A otros también les huele la cabeza a pólvora. Los que se han mostrado reticentes con el llamado "concierto catalán" comprometido con ERC para hacer presidente de la Generalitat a Salvador Illa.

Pero lo relevante es destacar que, en contra de lo que se dice desde Ferraz, el PSOE no es una balsa de aceite en vísperas del congreso federal a celebrar en Sevilla entre el 29 de noviembre y el 1 de diciembre.

Cada vez son más las voces pidiendo que se deje respirar al partido y no se insista en confundir lealtad con sumisión. Aunque solo sea para frenar las intenciones depuradoras de Sánchez, como le ocurre a Juan Lobato como líder de la poderosa federación de Madrid, al que nadie explica si las furtivas reuniones de Santos Cerdán con el alcalde de Fuenlabrada, Javier Ayala, significan que Lobato va a ser renovado por la izquierda por orden de la superioridad.

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