Actualizado 09/01/2007 01:00

Antonio Jiménez.- El diálogo como excusa de incompetencia

MADRID 9 Ene. (OTR/PRESS) -

Hasta que llegó Zapatero a la Moncloa, España era un país habitado por tozudos, insensibles, obcecados e inflexibles ciudadanos incapaces de cruzarse unas palabras. Nadie en este país se entendía, nadie dialogaba; todo discurría en medio de un silencio sepulcral roto de vez en cuando por el sonido de las infames bombas colocadas por ETA. España hizo la transición de un régimen dictatorial a otro democrático y acaba de celebrar el 28 aniversario de la Constitución que le ha permitido alcanzar las mayores cotas de libertad y bienestar económico y social de su historia, a pesar de que los españoles hemos vivido de espaldas, sordos, mudos y sin intercambiar puntos de vista e ideas. Hasta que Zapatero aterriza en la Moncloa no se había descubierto en España el diálogo como instrumento político. El magnánimo presidente Zapatero, el hombre de paz, el político del talante y la sonrisa abierta frente a los adustos y secos presidentes que nos habían gobernado, nos abre los ojos y nos dice a los ingenuos e ignorantes españolitos que tenemos que hablar, dialogar. El diálogo en boca de Zapatero y su vicepresidenta Fernández de la Vega se ha revelado como un bálsamo de fierabrás que lo mismo sirve para un roto que para un descosido. Que ETA, después de negociar, hablar, dialogar, buscar, encontrar, intercambiar palabras e impresiones, como diría Fernández de la Vega, con los representantes del Gobierno, rompe la "pax zapateril" con un coche bomba que hace saltar por los aires el aparcamiento del primer aeropuerto de España y le pone dos muertos encima de la mesa a Zapatero, no hay problema, hay que seguir con la cantinela del diálogo hasta que los enfermos e irracionales terroristas se convenzan que tienen que entregar las armas por las buenas y renunciar a la violencia sin más.

Por el énfasis que pone y las veces que emplea las palabras paz y diálogo, pareciera que Zapatero pretende erigirse en un remedo de Ghandi pero ataviado con terno de vendedor de coches usados. En resumen, ninguna firmeza ante los terroristas, mucha ambigüedad y mucho hablar de diálogo es la receta de Zapatero para afrontar la nueva situación. Y si Rajoy se empeña en pedirle que diga en el Parlamento por qué ETA ha roto el alto el fuego y qué piensa hacer, menudas ocurrencias las del líder de la oposición, es sólo porque el PP decidió utilizar la lucha antiterrorista como arma de desgaste del Gobierno antes que servir a los intereses de la mayoría dialogante. Me temo que Rajoy está a dos Telediarios de que Zapatero, en sede parlamentaria como diría un cursi, le responsabilice del fracaso del "proceso de paz". Tras el encuentro de Moncloa, la vicepresidenta empezó a aplicar la orden de fuego graneado contra el jefe de la oposición por "hacer oídos sordos al ofrecimiento que le hizo el presidente para trabajar juntos y acabar con la violencia dialogando, naturalmente". El gobierno utiliza el diálogo como excusa para ocultar su incompetencia y ETA, mientras tanto, frotándose las manos.

Antonio Jiménez.

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