MADRID 7 Oct. (OTR/PRESS) -
Los expertos en bolsa no acaban de ponerse de acuerdo. Es verdad que el IBEX y otros índices están otra vez al alza. Sin embargo, algunos se atreven a pronosticar que esta situación será coyuntural. La crisis financiera acabará haciendo mella, es verdad que falta saber en qué medida, el petróleo sigue carísimo y el euro en 1,414 dólares. En la semana el selectivo español se revalorizó un 2,2 por ciento y que empezará el lunes desde los 14.880 puntos. Pero, la bolsa es un mercado para inversores en su mayoría posicionados a largo plazo. O, al menos, los ciudadanos que nos interesa aconsejar, más bien orientar por dónde van las expectativas. Y estas no son buenas a medio plazo.
Las economías están salvando más o menos el tipo. No obstante, en el caso de la española cada vez hay más alarmas encendidas y más bancos de negocios y agencias de calificación que alertan de las dificultades que podmos encontrarnos si, como ya parece la construcción y el consumo alimentan un cambio de ciclo. Ya en otras crisis, la bolsa subía y estaba fuerte, hasta que llegaba el batacazo serio. No son pocos los que recomiendan una salida ordenada de valores más expuestos al riesgo de la desaceleración económica que se avecina.
Por lo demás, la semana ha dejado la subida bestial de Vueling, tras la caída a plomo de los últimos dias ante los informes negativos que había recibido. Y, claro, el final de la opa a Endesa y su salida del IBEX. Finalmente, el 92 por ciento del capital ha acudido a la oferta de Acciona y la pública italiana Enel. Ahora sólo queda esperar al 18 próximo, cuando se celebrará el consejo de administración presiddo por los nuevos propietarios y que supondrá la salida oficial de Manuel Pizarro. Acaban así dos años y dos meses de intervención del Gobierno, de descrédito para muchas instituciones vitales del país y de defensa numantina de Pizarro en favor de los accionistas. Veremos en los próximos meses qué ocurre con una de las principales empresas españolas una vez que cada socio haga valer sus intereses y quiera su trozo de la tarta.
Carmen Tomás