Actualizado 16/12/2011 13:00

Cayetano González.- Amaiur.

MADRID 16 Dic. (OTR/PRESS) -

A la hora de escribir esta columna todavía no se sabía si Amaiur, la franquicia con la que ETA se presentó a las últimas elecciones generales, podrá disponer o no de grupo parlamentario propio en el Congreso de los Diputados. La Mesa de la Cámara Baja -en la que el PP tiene mayoría absoluta- tenía que decidir este extremo a última hora de la tarde-noche del jueves una vez que se cerrara el plazo de solicitudes de constitución de grupos parlamentarios.

El problema de fondo no es que Amaiur tenga grupo propio o no. Es evidente que tenerlo conlleva una serie de ventajas tanto económicas como de mayor capacidad de intervención y de acción parlamentaria. El problema es que a un grupo cuyo núcleo mayoritario de votos y de dirigentes procede de la antigua Batasuna y no de EA, de Aralar o de Alternatiba -los otros tres partidos que integran la coalición que siempre han estado en contra de la violencia- se le permita presentarse a unas elecciones sin que la banda terrorista se haya disuelto y haya entregado las armas. Por lo tanto, encuentro cierto fariseísmo en algunos dirigentes del PP que ahora se inclinan por no permitir a Amaiur tener grupo parlamentario y sin embargo permanecieron callados o simplemente miraron para otro lado durante la pasada campaña electoral o cuando se les permitió presentarse a las elecciones. Se tenía que haber previsto esta situación que no va a ser ni la única ni la mas importante de la presencia de Amaiur.

Por ejemplo, que nadie dude que el lamentable espectáculo protagonizado el pasado martes por algunos diputados de corte nacionalista e independentista o de IU en el acto de acatamiento de la Constitución durante la sesión constitutiva del Congreso, está motivado en gran parte porque no quieren que sean los de Amaiur los únicos que aparezcan ante la opinión pública como los rebeldes que se oponen al actual marco jurídico-político. Y entonces viene la retahíla de despropósitos y/o payasadas. Uno dice que acata la Constitución sin renunciar a sus ideas republicanas; otro matiza que la acata hasta que llegue la Constitución que le guste; el de mas allá le dice al Rey en la ronda de consultas que el Jefe del Estado empezó el miércoles con los grupos políticos que obtuvieron representación parlamentaria que quieren salirse del Reino. Y así hasta el infinito.

La batalla principal de Amaiur no está en tener grupo parlamentario propio o no. Su "guerra" -y perdón por la expresión- está en las elecciones autonómicas vascas previstas para la primavera del 2013 en las que disputará la hegemonía del mundo nacionalista al PNV con el sillón de lehendakari en Ajuria-Enea como objetivo principal. ETA quiere el poder en el País Vasco para conseguir aquello para lo que nació: la ruptura con España. Lo grave es que mientras que lo logran han asesinado a 858 personas y han sembrado mucho odio y división en la sociedad vasca.

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