Actualizado 13/12/2011 13:00

Cayetano González.- Los presos de ETA.

MADRID 13 Dic. (OTR/PRESS) -

Una de las herencias mas envenenadas que recibe el nuevo presidente del Gobierno de su antecesor en el cargo es, aparte de la grave crisis económica, todo lo referido a la banda terrorista ETA con la que Zapatero -como claramente ha puesto de manifiesto el libro escrito por el presidente de los socialistas vascos, Jesús Eguiguren- negoció políticamente no solo durante la primera legislatura, sino durante los casi ocho años que ha estado en la Moncloa. Incluso el texto aprobado en la ignominiosa "Conferencia Internacional de Paz" celebrada el pasado mes de octubre en San Sebastián fue objeto de negociación entre el Gobierno y ETA a través de los "conseguidores" internacionales.

Tras el anuncio de la banda de cese definitivo de su actividad terrorista hecho público el pasado 20 de octubre, todos los esfuerzos de eso que se llama la izquierda abertzale así como del PNV y del propio PSE con el lehendakari López a la cabeza están centrados en que el nuevo Gobierno del PP mueva rápidamente ficha en todo los referido a los presos de ETA, un colectivo que en la actualidad está compuesto por unos 700 reclusos. Unos piden el acercamiento a las cárceles vascas; otros van mas allá y solicitan beneficios penitenciarios y los más osados se atreven incluso a pedir una amnistía para todos los presos -"la vuelta a casa" lo llaman eufemísticamente- cuando de sobra saben que esa posibilidad no está contemplada en la Constitución, aunque bastante poco importa esto a quienes nunca la han aceptado.

Convendría recordar para algún desmemoriado que la banda terrorista ETA, a día de hoy, ni se ha disuelto ni ha entregado las armas y aunque lo hiciera, convendría recordar que había un consenso bastante amplio entre los dos grandes partidos nacionales y en la mayoría de la opinión pública que no era ni moral ni democráticamente aceptable dar un premio a la banda porque dejara de matar. Convendría recordar que la mayor parte de los presos de ETA que están en la cárcel no es por haber robado un kilo de manzanas en el supermercado de su pueblo, sino por haber asesinado o haber colaborado a hacerlo a un total de 858 personas, todas inocentes o haber participado en la denominada "violencia callejera".

No se sabe a qué compromisos ha podido llegar el Gobierno de Zapatero con ETA y si los mismos eran conocidos o compartidos por el PP. Pero la obligación moral de Rajoy -y eso es lo que ha reiterado el nuevo presidente del Gobierno durante la campaña electoral- es que para acabar y conseguir el fin definitivo de ETA empleará dos instrumentos: la ley y el Estado de Derecho. La memoria de las víctimas del terrorismo y su petición de que se haga justicia con los asesinos de sus seres queridos, tendrán que pesar muchísimo mas que las presiones que va a tener el nuevo inquilino de la Moncloa para ser "generoso" con los presos de la banda terrorista.

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