MADRID 28 Oct. (OTR/PRESS) -
Una de las cosas más abyectas que se han dicho por parte de un político tras la polémica suscitada tras el último comunicado de ETA -y cuidado que se han dicho cosas- ha sido la pronunciada por el líder de Unión Democrática de Cataluña y portavoz de Convergencia y Unió en el Congreso de los Diputados, Josep Antoni Durán Lleida. Ha manifestado este prócer de la patria -eterno aspirante a ministro de Asuntos Exteriores en los Gobiernos del PSOE o del PP- que las víctimas del terrorismo "deben entender que no es la hora de la venganza, sino de la paz". Y se ha quedado tan tranquilo.
Durán Lleida debe de saber que como dijo hace tiempo una víctima del terrorismo, Mikel Buesa -hermano del dirigente socialista vasco Fernando Buesa, asesinado por ETA en Vitoria en febrero del 2000- "las víctimas hemos renunciado a la venganza porque confiamos en la justicia, pero si esta nos falla, ¿que nos queda?". Y es una gran verdad porque resulta milagroso que tras 858 asesinatos, ninguna víctima del terrorismo se haya tomado la justicia por su mano. Esta es una de las grandes lecciones de dignidad moral que nos han dado las víctimas a todos los españoles, aunque parece claro que Durán Lleida no se ha enterado.
En un acto de entrega de premios concedidos por el Observatorio Internacional de Víctimas del Terrorismo de la Fundación Universitaria San Pablo CEU que tengo el honor de dirigir celebrado el pasado miércoles en Madrid, una de las fundadoras de la Asociación de Víctimas del Terrorismo, Ana María Vidal Abarca, hizo una reflexión muy sencilla pero al mismo tiempo de una gran profundidad y calado moral: "Ahora va a suceder -dijo- que porque tres terroristas encapuchados y con boina salgan en televisión leyendo un comunicado en el que dicen que nos perdonan la vida, encima les tengamos que aplaudir".
Las víctimas del terrorismo -espero que Duran Lleida lo comprenda porque no es tan complicado hacerlo- al igual que la inmensa mayoría de los españoles lo que quieren es que no se pague ningún precio político a ETA, ni porque mate ni porque deje de matar. Las víctimas lo que piden en Memoria, Dignidad y Justicia, que no parece que sea mucho pedir. No se lo que entiende el político catalán por paz, pero si esta no se fundamenta en la justicia, en el respeto a las reglas del Estado de Derecho, estaremos hablando de una falsa paz. Están siendo momentos muy duros para quienes han sufrido más directamente los embates del terrorismo, porque todo apunta a que van a tener que ser, de alguna manera, víctimas por segunda vez y contemplar, por ejemplo, como dentro de poco tiempo los asesinos de sus seres queridos pueden pasear tranquilamente por las calles del País Vasco. Reclamar que eso no suceda, señor Duran Lleida, no es tener deseos de venganza, sino simplemente querer que se haga justicia que es algo muy diferente.