MADRID 17 May. (OTR/PRESS) -
La apelación del presidente Rodríguez Zapatero a que el Gobierno no puede ir más allá de lo que está yendo en el intento de impedir que Batasuna concurra a las elecciones del 27-M con el disfraz de ANV porque "el cumplimiento de la ley en sus justos términos, no menos de lo que exige ni más de lo que establece, es el único camino recto", está muy bien como declaración de principios, pero como ocurre a menudo con las declaraciones de principios, un cosa es proclamarlos y otra convertirlos en realidad.
Que, según la misma ley, la Ley de Partidos, media ANV pueda ser legal y la otra media ilegal, a mí me parece que atenta contra el sentido común, pero como igual hay que ser un experto jurista para entenderlo y yo no lo soy, busquemos otro ejemplo. Si, como afirma el presidente, a ANV se le está aplicando la Ley de Partidos con toda escrupulosidad, ¿por qué el portillo que abrió el domingo el Fiscal General del Estado para ilegalizarla se cerró el lunes? Si entre el domingo y el lunes la ley no ha cambiado, ¿por qué según el Fiscal General del Estado, que es de suponer que si entiende de leyes, el domingo bastaba que algún dirigente relevante de Batasuna pidiera el voto para ANV para iniciar el proceso de ilegalización de este partido e incluso para suspenderlo antes de las elecciones del 27-M, y el lunes ya no?
Lo que pasó entre el domingo y el lunes fue que un relevante dirigente de Batasuna pidió el voto para ANV, y la conveniencia política - no la recta aplicación de la ley - hizo que, lo que el domingo era un "órdago", el lunes fuera un "farol". Yo no sé si lo que está pasando responde a un pacto con ETA, como afirma el PP, o si ese pacto no existe, como afirma el Gobierno. Pero las evidencias no necesitan demostración. Por lo que sea, Zapatero quiere que Batasuna se presente a las elecciones aunque sea "a medias". Como, por lo que sea, quiere que De Juana no vuelva a la cárcel a cumplir lo que le resta de condena aunque eso es lo que prescribe la ley que ha permitido excarcelarle... solo hasta que recupere la salud. El presidente invoca la ley, y con palabras bonitas. Pero, por lo que sea, no es la ley la que manda sino la política. No es el derecho de Zapatero a intentarlo lo que está en cuestión, ojo, sino el método. ¿Por qué no prueba a decir la verdad a los ciudadanos, señor presidente? ¿Por qué no?
Consuelo Sánchez-Vicente.