Actualizado 05/12/2007 01:00

Esther Esteban.- Más que palabras.- Derrota y libertad

MADRID 5 Dic. (OTR/PRESS) -

Estaba claro que la convocatoria de los partidos políticos, los sindicatos y los empresarios "por la Libertad para la derrota a ETA" iba a ser un éxito y lo fue, aunque en las formas y en la organización hubo fallos estrepitosos. Lo importante era el fondo de la cuestión y la foto fija de ayer fue la de la unidad de los demócratas, esa unidad que ha sido la gran ausente durante todos y cada uno de los días de esta maldita legislatura.

La Puerta de Alcalá se convirtió ayer en el epicentro de España y en el lugar donde la inmensa mayoría de los españoles de bien tenían su corazón y contenían su rabia dando un ejemplo de fortaleza y dignidad democrática frente al terrorismo y la sinrazón de ETA. La Puerta de Alcalá.... mírala, mírala, mírala , mírala- parecían decirle silenciosamente los asistentes a los asesinos del tiro en la nuca- se vistió con un traje de hermosas palabras repetidas por seis veces, como golpeando conciencias. Se leía LIBERTAD en vez de PAZ porque hasta esa bella palabra se ha contaminado ¡ que locura! después de que los pistoleros hicieran saltar por los aires el proceso hace un año y le dieran su tiro de gracia en la nuca de Raúl Centeno y Fernando Trapero, esos jovencísimos mártires de nuestra Democracia.

Se trataba de dar un grito de unidad para derrotar a ETA por la libertad y lo hubo ¡claro que sí!. Fue un grito rotundo, que se escuchaba en ese silencio estruendoso de dos minutos, el tiempo escaso en que los fascistas de la parabellum tardan en trucar la vida de inocentes, el escaso tiempo en que una bomba cobarde tarda en sembrar el dolor y la muerte entre quienes se atreven a no pensar como ellos. Fueron dos minutos en los que todos los demócratas recordamos a los que se han ido a la vez que decíamos ¡Basta ya¡ Somos mas, somos mejores y !no pasaran!.

Sabemos, a base de poner a nuestros muertos, que ellos, los de la capucha -sea blanca o negra- no cambian, que sus métodos fascistas son los de siempre y que sólo en su locura de sangre y destrucción pretenden disfrazar de ideología la extorsión, el secuestro y el asesinato como si mancharse la manos con la sangre inocente resultara más digno, mas higiénico, mas justificable si se hace en el falso nombre de una ensoñación separatista que por cualquier otro motivo. Y ya no cuela. Es la hora de la derrota, no del dialogo. Es la hora de unidad, pero no con la mirada puesta en el 9-M, ni esa que esconde espúreos intereses electoralistas, sino la que nos hace fuertes y nos da valor para que ni uno de nosotros se rinda frente al miedo.

Ayer hubo alguna ausencia que para mí no fue justificable. Me hubiera gustado ver a mi presidente del Gobierno al lado de todos los grupos parlamentarios y también a la AVT tomando esas calles que tanto han frecuentado últimamente. Me hubiera gustado ver a todos, pero hoy incumpliendo mi sagrado deber como periodista de ejercer la critica me quedo con el silencio estruendoso y exijo a nuestros políticos, eso sí, que esas dos palabras con las que se vistió de gala la Puerta de Alcalá "Unidad" y "Derrota" no vuelvan a ser dos expresiones vacías de contenido que, a partir de mañana, los representantes legítimos del pueblo usen tramposa y burdamente para tirarse a la cabeza.

Esther Esteban.

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