Actualizado 10/10/2007 02:00

Esther Esteban.- Más palabras.- Garzón y el azote terrorista

MADRID 10 Oct. (OTR/PRESS) -

Apenas habían pasado 24 horas desde que el líder de la ilegalizada Batasuna, Pernando Barrena, amenazara con un nuevo ciclo de violencia y sus jefes de ETA colocaron un coche con una bomba lapa, que podía haber causado una autentica masacre, para demostrar que los terroristas van en serio y que con ellos nada de bromas, cosa que por otra parte ya sabíamos antes, durante y después del mal llamado proceso de paz. Ellos no cambian, sus métodos fascistas son los de siempre y en su locura de sangre y dolor pretender disfrazar de ideología la extorsión, el secuestro y el asesinato, como si mancharse las manos de sangre resultara más digno, más higiénico, mas justificable si se hace en el falso nombre de una ensoñación separatista que por cualquier otro motivo.

Ellos no cambian pero el Gobierno sí y la Justicia también. No seré yo quien critique, ni mucho menos, que el presidente Zapatero haya dado un giro copernicano a su política antiterrorista y donde antes veía hombres de Paz ahora vea a los amigos de los terroristas. Tampoco criticaré que el juez Garzón vuelva a sus orígenes y enarbole la bandera de la lucha sin cuartel contra los terroristas. Sin embargo su auto de prisión incondicional contra los dirigentes de Batasuna deja al descubierto de forma bastante burda y sorprendente como la actuación judicial y la conveniencia política pueden ir tan al unísono que se cuestione la separación de poderes, lo cual puede resultar tremendamente inquietante para los ciudadanos.

¿Tenía razón el juez cuando en enero del 2007, después del atentado de la T-4, sostenía que no se debía actuar contra Otegui porque la formación ilegalizada buscaba el fin de la violencia o ahora que ha metido a todos en chirona porque cree que los dirigentes de Batasuna ayudan a la banda en su locura? ¿Ha cambiado la ley para que lo que hace unos meses no era delito ahora lo sea? No, la ley no ha cambiado, lo que ha cambiado es la estrategia del Gobierno porque ETA ha roto la tregua y al igual que ha hecho el Fiscal General, el juez ha adaptado su actuación a las circunstancias políticas del Gobierno. Es muy difícil aceptar sin rechistar los argumentos del juez, por muy de acuerdo que se esté con su orden de prisión.

Una de las patas fundamentales de nuestro sistema democrático reside en la separación de poderes y de hecho cuando alguien afirma que Monstesquieu ha muerto, simplemente lo que pretende es que el Ejecutivo tenga manga ancha para controlar a su antojo al Legislativo y al Judicial y no tener obstáculos en su camino que puedan incomodarle. La credibilidad de la Justicia reside en su independencia y si la actuación de los jueces se hace en función de la conveniencia política del gobierno de turno mal vamos. Entonces lo que nos jugamos es la credibilidad de la Justicia y con las cosas de comer no debería jugarse aunque desgraciadamente se trapichee a menudo. Sea como fuere, me quedo con el Garzón que se ganó a pulso, no su fama de juez estrella, sino de azote de los terroristas. ¿Ése es el Garzón que ha vuelto o es solo una operación estética de puro maquillaje...? El tiempo y el resultado electoral lo dirá.

Esther Esteban.

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