MADRID 4 Ago. (OTR/PRESS) -
¿Se va a llevar Zapatero otra bofetada en Navarra parecida a la que ya se llevó en Cataluña? Todo indica que el Partido Socialista Navarro trata de forzar la voluntad de La Moncloa y de Ferraz como hicieron en Cataluña José Montilla y el PSC. Lo que ocurre es que el pequeño PSN no es el potente PSC. Ni Fernando Puras es, quizá para bien, José Montilla.
Se van a cumplir ahora, en septiembre, dos años de la aprobación, por el Parlament catalán, del Estatut de Catalunya. Ya saben ustedes lo que ocurrió a continuación y lo que Zapatero hubo de prometer, aquel 21 de enero de 2006, al líder de Convergencia, Artur Mas, para lograr que CiU votase afirmativamente en el Congreso de los Diputados al Estatut 'recortado a su paso por Madrid'. Entre otras cosas, y tras varias reuniones secretas en el verano de 2005 que culminaron en aquel encuentro de enero de 2006 en La Moncloa, Rodríguez Zapatero prometió a Mas que Maragall no volvería a ser candidato a la Generalitat por el Partit Socialista de Catalunya y que, sobre todo, esta vez se respetaría lo que no se respetó en las elecciones autonómicas de noviembre de 2003: el principio democrático de que quien obtiene más escaños es quien gobierna.
Ya vimos que, tras las elecciones del 1 de noviembre de 2006, que CiU ganó en escaños sobre el PSC, no se respetó aquel pacto, que hubiese colocado a Artur Mas en la presidencia de la Generalitat. Cierto que Zapatero cumplió en lo referente al apartamiento de un Maragall que no daba muestras de excesivo equilibrio. Pero eso fue lo único que pudo cumplir. Ya meses antes, en septiembre, en el curso de una reunión también secreta (porque aquí ha habido mucho secretismo) en La Moncloa entre Zapatero, Mas y Maragall, quedó claro que el entonces aún president de la Generalitat estaba presionado por su partido, el PSC, para que no cumpliese con los términos acordados entre el presidente del Gobierno central y el líder de Convergencia Democrática de Catalunya.
Y, así, tras las elecciones de noviembre se volvió a formar, bajo la presidencia de Montilla, un Govern tripartito, del PSC, ERC e Iniciativa. Y CiU quedó, una vez más, en la oposición, aunque ganase las elecciones. Zapatero quedó como alguien que no cumple sus acuerdos políticos -porque acuerdo político en toda regla, aunque fuese verbal, hubo en aquella 'cumbre' de enero del 2006 con Mas_y se demostraba que el poder del inquilino de La Moncloa no era tanto, puesto que el PSC, con el ex ministro Montilla a la cabeza, podía torcer su voluntad y forzarle a incumplir lo prometido a Convergencia.
Claro que el PSC es una fuerza con cierta autonomía dentro del PSOE y tiene una potencia en Cataluña que el PSN no tiene en Navarra. Resultaría curioso, cuando menos, que los socialistas de Puras pudiesen imponer su voluntad frente a las de La Moncloa y Ferraz y pactasen un acuerdo de gobierno con Nafarroa Bai e Izquierda Unida, cuando lo que Zapatero y Blanco predican es un acuerdo para que quien gobierne sea la conservadora unión del Pueblo Navarro. El efecto, de cara al resto del país, sería nefasto, entre otras cosas porque se confirmaría que Zapatero carece de la fuerza suficiente como para imponer sus decisiones, aunque sean decisiones "desde Madrid". O precisamente porque son decisiones 'desde Madrid'.
Fernando Jáuregui.