Actualizado 09/11/2007 01:00

Fernando Jáuregui.- La tonoteca

MADRID 9 Nov. (OTR/PRESS) -

Dice Pérez Rubalcaba un martes que hay que enterrar el 11-M, y entonces, salvo en el caso de José María Aznar, que siempre va por libre, el Partido Popular pone sordina a sus negativas reacciones a la sentencia de Gómez Bermúdez. Y el miércoles, contradiciendo al ministro del Interior, el PSOE nos regala con un vídeo que bien podría haber dejado recluido en las mazmorras de lo que debe ser olvidado. Un vídeo en el que, por supuesto, se relata la historia de las contradicciones, errores y acaso -quién sabe_ falsedades del PP sobre la autoría de la matanza y la 'teoría de la conspiración' tejida en torno a ella.

Sabemos que ha habido no poca discusión interna en el Partido Socialista acerca de la conveniencia de sacar a la luz este (mal) vídeo, que está fuera de contexto y es oportunista e inoportuno. Es de suponer que Alfredo Pérez-Rubalcaba no estará muy contento con esta desautorización que le llegó desde su propio partido, vía sede de Ferraz. Al final, en el PSOE se decantaron por la peor opción, darlo a la publicidad para que alimente las hambrientas fauces de los medios digitales, so pretexto de que el PP, por boca de Aznar, tiró primero la piedra, con aquello de que los autores de la masacre del 11-M no estaban en "montañas lejanas" y otras naderías escasas de sentido y ayunas de la menor información y conexión con la realidad. Pero ¿representa hoy Aznar todo el sentir y el pensar del PP? Yo diría que es más bien una voz aislada, desconectada de la dirección oficial, aunque, eso sí, con prestigio interno y muchos admiradores.

El vídeo, y sus consecuencias, representan, en fin, otra ocasión perdida de respeto a las reglas del juego y al sentido común en aras del más bajo electoralismo. A veces parece que tenemos unos partidos políticos incapaces de grandeza, sumidos en el barro de la algarada electoral sin sentido, que dicen demasiadas tonterías, tan remisos a levantar el vuelo como a ser generosos. Y este era el momento de la generosidad, y no de alimentar con un nuevo producto la historia de la videoinfamia universal.

Queda claro, pues, que a mí el vídeo no me ha gustado. Ni técnicamente -es más bien tétrico y oscuro-, ni en cuanto a contenidos -ya se les acabó el humor-, ni en cuanto a eficacia. Ya sabemos que el PP no cometió sino dislates en sus declaraciones sobre el 11-M, pero no es esta la ocasión de hurgar en la herida, sino de darles la oportunidad de sacar la pata que metieron. Pero, claro ¿cómo desaprovechar la ocasión de pegar una nueva patada al rival, que más bien parece enemigo que adversario político?

No, tampoco me han gustado otros vídeos hechos por el Partido Popular. Ni otros más, elaborados por el PSOE. Esto parece el certamen del desacierto, aprovechando que estamos en la era de lo audiovisual. ¿Será esta la tónica, la videotónica, de la precampaña electoral?. A este paso, vamos hacia un muy mal fin de la legislatura. A ver si llega el 9 de marzo de una vez, pasamos las páginas absurdas -¿a qué viene ahora tratar de recrear la controversia sobre la autoría del 11-M? Déjenselo a los locutores flamígeros, hombre_ y encaramos los grandes retos que este gran país nuestro tiene que afrontar para completar su modernización y su regeneración política. Mientras tanto, qué remedio, que sigan jugando. Con el dinero con el que financiamos a nuestros partiditos.

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