Publicado 11/10/2022 08:01

Fernando Jáuregui.- Tres horas

MADRID 11 Oct. (OTR/PRESS) -

Tiene algo de lamentable el hecho de que sea noticia que el presidente del Gobierno y el líder de la oposición de un país democrático se encuentren para desbloquear un tema grave relacionado con las instituciones. Pero al fin, tras más de tres meses sin hacerlo, Pedro Sánchez y Alberto Núñez Feijóo se reunían, a bombo y platillo -o sea, no era una 'cumbre' secreta, y me alegra-- , en La Moncloa. Una buena noticia, porque la normalidad democrática, que es 'rara avis' en España, siempre es algo conveniente. Y si de veras ha servido para desbloquear la renovación del poder judicial, como manda la Constitución, mejor.

Tres horas. Es el tiempo que duró ese encuentro monclovita, nos dicen que en un clima ausente de 'excesivas' tensiones. Ignoro, en estos momentos, sobre qué bases se procederá a esa ya inevitable renovación del poder judicial, un tema pendiente del que la ciudadanía y Bruselas están hartas. Pero no me permito albergar en mi mente la menor duda de que esta renovación, que lleva casi cuatro años posponiéndose, es ya inevitable. Las dos grandes formaciones del país -y las pequeñas- han agotado la paciencia de los españoles. Y casi de los europeos.

Desconozco, claro, el total de lo tratado en la agenda de la reunión de los dos políticos más importantes de España, los que tienen en su mano facilitar o complicar la vida de la gente de la calle. Pero hay muchos, demasiados, temas pendientes de acuerdo, además de la renovación del Consejo del Poder Judicial y el Tribunal Constitucional. Cataluña, por ejemplo, donde se están dando movimientos de trascendencia que aconsejarían que los dos principales partidos constitucionalistas, es decir, PSOE y PP, fuesen de la mano por el camino del avance hacia acuerdos con los sectores más sensatos del independentismo. O el reparto de los fondos europeos, que no hay quien sepa en qué estadio se halla. O los impuestos, que no está el patio como para andar haciendo electoralismo con ellos*

Me parece, al menos, una buena noticia que Sánchez y Feijóo se encuentren. Deberían fijarse una periodicidad concreta para sus encuentros, sin esperar a que el Lesmes de turno dimita, provocando un escándalo de todos los diablos, para acudir con la manguera a sofocar el incendio.

En fin, que cunda. Que el clima deje de ser ese bronco, de esa política que yo llamo testicular, para ser reemplazo por otro de mayor sosiego y concordia, que bastantes quebraderos de cabeza nos vienen ya de fuera y bastantes malas noticias contemplamos con las humaredas en Kiev. ¿Podremos permitirnos ser, por una vez, optimistas y pensar que se ha inaugurado un nuevo 'espíritu de La Moncloa', aunque nadie quiera reconocerlo abiertamente?

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