Actualizado 06/11/2009 13:00

Francisco Muro de Iscar.- Los impuestos del fútbol.

MADRID 6 Nov. (OTR/PRESS) -

¡La que ha liado el Gobierno con su decisión de cambiar la llamada ley Beckham, para subir los impuestos a las estrellas del fútbol a cambio de algún voto más en los Presupuestos! Para ser justos habría que decir con su decisión de que las estrellas del fútbol paguen los mismos impuestos que cualquier ciudadano español. Bueno, tampoco, para que paguen los mismos impuestos que pagan los españoles que ganan tres, cinco, diez millones o más de euros al mes, que son bastantes pocos. Pero tampoco es exacto, porque quienes ganan esas cantidades astronómicas que un trabajador normal no puede ni imaginarse, tienen sus instrumentos financieros, entre ellos las sicav, con las que el Gobierno socialista no se ha atrevido, para pagar lo menos posible a Hacienda.

La Liga de Fútbol Profesional ha amenazado con una huelga del fútbol -terrible amenaza, se pararía el país- y el PP ha calificado la medida de demagógia fiscal -que es cierto- y votó en contra porque el objetivo de la ley que lleva el nombre del futbolista inglés es "atraer a España a todo tipo de profesionales, incluidos los deportistas para que España pueda competir con éxito mediante la reducción de sus impuestos, siempre limitada a un número de años", lo que es otra forma de demagogia.

Si el Gobierno de verdad quiere aumentar la recaudación, con lo de los deportistas no va a ingresar ni lo que se gasta en gasolina en un mes para los coches oficiales del Gobierno. Y si, en lugar de afectar a Cristiano Ronaldo, Messi, Kaká y compañía afectara a investigadores, altos ejecutivos, escritores, filósofos, etc., no se hubiera movido ni una hoja de periódico. Porque, vamos a ver, ¿cuántos científicos hemos repatriado o hemos fichado por tres o cinco millones de euros anuales? ¿Cuántos prohombres han dejado Estados Unidos o Alemania para venirse a engrandecer España por la pasta? Que se lo pregunten a Valentín Fuster que estaba como loco porque le ofrecieran algo digno para dejar estados Unidos y allí sigue.

Y por otra parte, ¿por qué un ciudadano medio tiene que pagar impuestos hasta el límite que marca su sueldo y un supermegacrack del balón, sólo la mitad? Es cierto que su profesión dura sólo unos años, pero mientras dura, se forra y los demás no acabamos de salir de clase media o de mileuristas daminificados. Pero sería bueno que el Gobierno y esa izquierda de salón que sigue instalada en la más arcaica revolución, aunque viviendo burguesmente, se ocuparan de los ciudadanos medios, los que pagan impuestos, trabajan y hacen posible que ellos cobren sus sueldos todos los meses. Los ciudadanos normales. Demagogia, la justa.

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