Publicado 06/11/2025 08:01

Francisco Muro de Iscar.- Solo pedimos que sean decentes

MADRID 6 Nov. (OTR/PRESS) -

Creer en la polìtica es resistirse a aceptar que no hay otra forma de hacer polìtica y que quienes nos gobiernan lo hagan desde la irresponsabilidad y la negativa a asumir responsabilidades políticas.

Creer en la polìtica es rebelarse con todas las fuerzas contra los políticos irresponsables, insolidarios, irrespetuosos que se saltan las leyes y ponen sus intereses personales o partidistas por encima de los intereses generales y la dignidad de las víctimas y de los ciudadanos.

Creer en la polìtica es denunciar a esos que alientan y jalean la violencia de quienes confluyen son sus ideas o sus intereses y repudian y criminalizan la de los demás. Violencia y política son términos excluyentes.

Creer en la polìtica es no tolerar ni un gramo de corrupción. Nunca. A nadie.

Creer en la polìtica es pedir a quienes nos representan que sean decentes, que respeten las leyes y las cumplan, que abandonen los discursos vacíos, que se sometan al control parlamentario y que gobiernen para todos los ciudadanos.

Creer en la polìtica es denunciar a esos líderes que rayan en la temeridad y en la irresponsabilidad, a veces en la imbecilidad pensando que los ciudadanos somos tontos, y a las personas serviles que les siguen simplemente para mantenerse en sus cargos.

Creer en la polìtica es defender que el Estado de Derecho, la separación de poderes, la alternancia en el poder están por encima de los intereses de un partido o de una coalición de intereses sectarios.

Creer en la polìtica es reconocer que en su ejercicio no hay más enemigos que los que están en contra de la Constitución y de la ley y que los adversarios pueden aportar algo bueno si se les escucha, si el diálogo prevalece sobre el enfrentamiento y la crispación.

Creer en la polìtica es respetar la independencia, los tiempos y la actuación de la justicia y no interferir ni para desviar su actuación ni para envilecerla, acomodándola a proteger sus intereses.

Creer en la política es defender la presunción de inocencia hasta que un juez dictamine si hubo o no error o delito en sus actuaciones.

Creer en la política es, no obstante lo anterior, que el político que sea imputado por ser sospechoso de aprovechar los privilegios del poder se aparte voluntariamente de las responsabilidades públicas hasta que se demuestre su inocencia o su culpabilidad.

Creer en la polìtica es defender las instituciones y las empresas públicas del interés partidista y no colonizarlas con políticos sin preparación técnica, sin experiencia polìtica y de gestión.

Creer en la polìtica es respetar la libertad de información y no convertir los medios de comunicación en instrumentos de mentira y de desinformación.

Cuantos más palabras, menos y peores hechos. Cuantos más insultos, menos limpieza democrática. Cuantos más enfrentamientos, menos posibilidades de atender las necesidades reales de los ciudadanos. Cuanta más violencia, dialéctica o física, menos libertad y menos derechos. Cuantos más chantajes, menos igualdad. Cuanta menos transparencia, más posibilidades de corrupción. Cuanta más corrupción, menos compromiso con el bien común. Cuanto menos debate, control y acuerdos en el Parlamento, menos democracia, menos Estado de Derecho y menos Constitución. Al final, para que volvamos a creer en la polìtica, lo único que hay que exigir a los políticos, de cualquier color, es que cumplan la tarea cotidiana de ser decentes 24 horas al día 365 días al año. Nada más. Y si no lo hacen, que se vayan a su casa con el reproche moral de toda la sociedad.

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