Actualizado 30/03/2007 02:00

Francisco Muro de Iscar.- Universidad: ¿peor, imposible?

MADRID 30 Mar. (OTR/PRESS) -

El Congreso de los Diputados aprobó ayer la reforma de la Ley Orgánica de Universidades que nos va a llevar a una Universidad radicalmente diferente a la que tenemos y a la que contemplaba la ley del PP en la legislatura anterior. Dentro de diez años, la Universidad española se parecerá a la actual como un huevo a una castaña, perdonen la ordinariez. La verdad es que ni los que saben de esto se ponen de acuerdo, pero todos están convencidos de que estamos dando un salto. Que sea o no en el vacío, lo veremos. Así, a primera vista, el enfermo no presenta buena cara. Lo digo consciente de que la Universidad tiene que cambiar radicalmente si queremos que sirva para algo y que un extraterrestre que analizara hoy nuestra Universidad española diría simplemente: "peor, imposible".

A vuelapluma, porque no hay espacio para un análisis riguroso. Cada Universidad -tenemos 74- tendrá autonomía para organizarse como quiera; definir los títulos académicos como le parezca mejor, dentro de unas plantillas por especialidades, aunque, en todo caso, se eliminan los de licenciado y diplomado, que se sustituyen por los Grados; podrá contratar a sus profesores, casi como quiera, porque desaparecen los exámenes comunes para acceder al cuerpo de catedráticos o profesores; ningún plan de estudio tendrá obligación de tener en común con sus homólogos del resto de España más de sesenta créditos en materias básicas, es decir, casi nada; cada Universidad definirá la carrera profesional de sus docentes como le venga en gana; seleccionará a sus alumnos como mejor estime, siempre que haya más demanda que oferta, que va a ser difícil; elegirá al rector por el claustro o por sufragio universal, manda carallo, como si la Universidad pudiera ser una institución democrática, en la plena expresión de la palabra, y el estudiante de primero debiera opinar en igualdad con el catedrático sobre todos los temas ...

Desaparecerán los títulos como los conocemos ahora y habrá graduados en Ciencias de la Salud, Ingeniería y Arquitectura, Ciencias, Artes y Humanidades y Ciencias Sociales y Jurídicas. No saben ustedes lo que eso significa a nivel profesional. Y no está claro si los títulos con atribuciones profesionales -hasta ahora casi todos por omisión- y muy especialmente Medicina, Odontología, Enfermería, Farmacia, Arquitectura, serán o no definidos con mayor detalle por el Estado o tendrá que haber una ley de acceso como se ha aprobado para la Abogacía o un MIR, como funciona en Medicina o Farmacia.

Se introduce la competencia entre las 74 Universidades. Estupendo. ¿Se cerrarán las que sean malas o no rentables? ¿Quién las evaluará? ¿En qué se parecerá un médico formado en Cataluña a otro que aprendió medicina en Canarias? ¿Los antiguos ingenieros técnicos de Obras Públicas serán lo mismo que los Ingenieros? ¿Podrá trabajar un arquitecto formado en Galicia en cualquier otra comunidad española o tendrá que convalidar autonómicamente su título, porque no será ni se llamará igual? No crean que es una broma: ya tenemos dieciocho carreras sanitarias diferentes -las 17 autonomías y Ceuta y Melilla-, así que podemos tener 74 modelos universitarios ... opuestos. Estén atentos porque a lo mejor ya no podemos decir eso de "peor, imposible".

Francisco Muro de Iscar

Contenido patrocinado

Foto del autor

Fernando Jáuregui

Sánchez, al fin, sale a la ofensiva, pero ¿qué ofensiva?

Foto del autor

Antonio Casado

Memoria de Rubalcaba

Foto del autor

Fermín Bocos

Annus horribilis

Foto del autor

Charo Zarzalejos

Castillo de naipes