MADRID 6 May. (OTR/PRESS) -
Posiblemente en la memoria, o en las anotaciones que pudiera ir haciendo el presidente Zapatero, la jornada del martes, 4 de mayo, habrá quedado entre las más angustiosas y difíciles de entender. La crónica política de un periódico no duda en hablar de "uno de los peores momentos desde la transición". Algunas de las frases que el propio presidente pronunció en la rueda de prensa de Bruselas dan cuenta de esa perplejidad, incomprensión y estupor, y, en particular, su opinión de que es "absoluta locura" el temor a que España necesite ayuda exterior como Grecia. El presidente arremetía contra rumores y bulos y calificaba de intolerables y desproporcionados los rumores que circularon en medios financieros y que lograban hacer caer la bolsa en medida muy importante.
Las imágenes del momento nos ofrecieron un rostro de Zapatero con las arrugas de la frente muy marcadas y una expresión de el gesto de incredulidad e incomprensión reflejado en su rostro. "Es una absoluta locura", dijo Zapatero. Y prácticamente a la misma hora, el jefe de la oposición, Mariano Rajoy, seguía aprovechando para apretar los tornillos que horas más tarde, en la cita de la Moncloa, se supone que terminaría de remachar: "Grecia está como está por políticas como las que España efectúa en España. Grecia está como está por llevar a cabo las políticas que Zapatero hace en España".
Los diarios de este miércoles reflejan esa situación de tensión, así como los efectos de esas especulaciones que castigaron severamente la inversión en bolsa. También recogen las palabras del Rey, que nuevamente invita a que los dos principales dirigentes políticos cedan en sus posiciones y se dispongan a colaborar para salir del mal trance de la crisis. El Rey ha vuelto a pedir unidad ante la alarmante deriva de España... En ese ambiente, se supone que Zapatero y Rajoy, y sus respectivos equipos prepararon el tal vez trascendente encuentro de este miércoles día 5, en el palacete de la Moncloa. No parece que la situación vivida el martes "ablandara" o modificara las posiciones. Zapatero se mostraba dispuesto a proporcionar a Rajoy toda suerte de informaciones sobre la situación española, tras el rescate de las finanzas griegas. Rajoy volvía a arremeter: esto tiene arreglo si se modifican las políticas que se vienen haciendo y si se rectifican para hacer justamente lo contrario de lo que hace Zapatero, venía a decir, una vez más, el jefe de la oposición, convencido de su verdad y del error del adversario político.
Ese era el ambiente previo, de las horas anteriores al encuentro del jefe del Gobierno y de su oponente político, y aspirante a sucederle en la Moncloa, y en la jefatura del Gobierno. No es improbable que haya euforia disimulada en el PP, porque todo ha ido peor de lo previsible. No hay duda de que el PP aprieta, consciente de que pueden ser sus últimas bazas antes de que termine el tiempo de recesión y comience a recuperarse, primero tímidamente, el crecimiento del PIB y a continuación el empleo. Son las agarraderas a las que se aferra Zapatero y que Rajoy se niega siquiera a ver, ni tampoco a creer o sospechar...