Actualizado 17/12/2007 01:00

José Cavero.- Más promesas y compromisos

MADRID 17 Dic. (OTR/PRESS) -

A medida que se avanza en el calendario preelectoral, y cuando aún falta medio diciembre, y enteros los meses de enero, febrero y nueve días de marzo para las urnas cruciales, los políticos siguen ofreciendo sus garantías y promesas, y rebatiendo y desacreditando las del líder contrario. Solbes sigue poniendo en entredicho las grandes promesas económicas de Rajoy, sobre reducción de la fiscalidad en el IRPF y sobre ampliación de pensiones a jubilados mayores de 65 años. A Solbes ni le salen las cuentas, ni ve concreción suficiente en las promesas. Por su parte, Zapatero dio este sábado algunas nuevas pistas en sus compromisos para una eventual segunda legislatura: promete dos millones de nuevos empleos y promover en diez años millón y medio de viviendas de protección oficial, de ellas, seiscientas mil en régimen de alquiler.

No hay duda de que los equipos de ambos candidatos están peleando severamente en la ruleta del 'hay quién dé más', intentando llevar a su propio redil de convencidos a los parroquianos con derecho a voto. Finalmente, después de desgranar esos avances del correspondiente programa, los líderes y sus partidos darán a conocer, de manera sistemática, lo que pretenden y prometen aportar en cada materia, y el ciudadano tendrá que inclinarse atendiendo a dos criterios: primero, la generosidad y coherencia de lo prometido, y en segundo lugar, o anteriormente, la credibilidad del líder y la simpatía que a cada cual aporte. Por muy aquilatadas y generosas que sean las ofertas electorales de Rajoy y sus colaboradores, Juan Costa, Acebes, Cañete, Zaplana, si esos personajes no me convencen, tendrán poco que hacer conmigo. Y otro tanto sucederá con Zapatero, Caldera, Solbes y Pepiño Blanco si tales personajes no son de mi gusto. De manera que son varios los criterios y consideraciones que merece la continua oferta de promesas. Por si fuera poco, el ciudadano que es, antes que otra cosa, contribuyente, siempre se preguntará "de dónde saldrá el coste de esa nueva propuesta, oferta o promesa electoral", o lo que es lo mismo, de qué otro renglón de gastos se reducirán sus nuevos costes. Finalmente, el ciudadano votante y contribuyente traza su línea final de cuentas y emite el voto, descontados o potenciados los valores del equipo en su conjunto: la experiencia, la solvencia, el crédito que merece...

De manera que son muchos los factores de conocimiento y psicológicos que terminan funcionando en cada individuo, unos de aproximación y otros que repelen o distancian. El esfuerzo de los equipos de campaña puede resultar completamente inútil, y hasta contraproducente, porque de antemano el individuo ya ha elegido quién le merece una oportunidad o ninguna.

Y en ésas estamos. En la época de merecer...

José Cavero

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