MADRID 23 Feb. (OTR/PRESS) -
La dimisión de Prodi en Italia por causa de la presencia de tropas italianos en Afganistán, y el anuncio de Tony Blair de que pronto empezarán a abandonar Irak sus tropas, ha coincidido en nuestro país con una nueva baja producida entre las tropas españolas desplazadas en Afganistán, víctima de una mina talibán. Y una vez más, muchos ciudadanos se habrán hecho la misma pregunta: Si no era conveniente, ni adecuado, ni siquiera ética, la presencia española en Irak, ¿por qué sí lo es nuestra presencia en el otro frente, o avispero bélico "gemelo", Afganistán. En efecto, y como destacan algunos titulares de prensa de este jueves, la muerte de la soldado gallega Idoia Rodríguez reabre el debate sobre la seguridad en Afganistán. Idoia Y se recuerda que, sin contar la terrible tragedia aérea de Trabisonda, de soldados que regresaban de Afganistán, las tropas españolas han sufrido siete ataques directos y dos bajas desde su llegada a Afganistán en enero de 2002. En total, y contabilizada aquella tragedia que destrozó la imagen pública del ex ministro Federico Trillo, la misión de paz en Afganistán ha costado ya la vida a 82 españoles.
Así las cosas, y dado que sólo se vaticina un empeoramiento de la situación, o una progresiva consolidación de los talibanes islamistas, dos fuerzas políticas se han apuntado, de manera inmediata, a reclamar el regreso de nuestras tropas... Son IU y el BNG quienes piden que vuelvan las tropas. Recuérdese que recientemente la OTAN reclamó mayor participación de sus aliados en este foco de riesgo, y que varios países europeos, entre ellos España, anunciaron formalmente que no acudirían a esa "peligrosa subasta", precisamente por entender que ya se ha hecho suficiente aportación y que, al no verse salida a la situación, sería preciso empezar a pensar en soluciones alternativas. La advertencia de la OTAN y de los Estados Unidos acerca del avispero afgano han sido insistentes: Si no se controla ese rescoldo de fanáticos, podríamos ver en fecha no lejana la diseminación por países occidentales, de Europa o Estados Unidos, de elementos terroristas procedentes de aquella zona. Ese es el gran miedo: que una Afganistán talibán vuelva a ser la cuna de la que nazcan elementos como el mismísimo Bin Laden, padre ideológico del 11-S norteamericano y del 11-M español, entre otra serie de pavorosos atentados.
Nadie duda de que la OTAN y sus países miembros desarrollan en Afganistán una misión de paz de alto riesgo, incluso de creciente riesgo, como acaba de demostrar la muerte de esta militar gallega de 23 años que ya contaba los días para su regreso a España, al término de su misión militar.
José Cavero.