Actualizado 04/07/2018 08:00

Escaño cero.- Quítate tú que me pongo yo

MADRID, 4 Jul. (OTR/PRES) -

En la política española no han sido pocas las ocasiones en que algunas diferencias entre partidos se resumen en eso tan castizas de "Quítate tú, que me pongo yo". Y eso es exactamente lo que estamos viendo que sucede respecto a RTVE.

A los dirigentes socialistas se les llenaba la boca de proclamas sobre la necesidad de que la tele pública no sufriera ningún control partidista y señalaban con el dedo acusador al PP.

Pero lo que estamos viendo en los últimos días es que en realidad tanto el PSOE como Podemos ansían sin disimulo tener mando en plaza en RTVE para ser ellos quienes salen favorecidos.

El espectáculo que están dando debería de sonrojarles. En realidad no pretenden que la tele y la radio públicas estén gestionadas por profesionales de reconocido prestigio y sobre todo independencia sino simplemente por afines.

Porque hay dos maneras de manipular un medio de comunicación, o bien llamando día sí y día también para decir que se debe contar y cómo, y, otra manera, es nombrar como jefe a alguien que esté en perfecta sintonía con el que nombra para ni siquiera tener que dar instrucciones.

El Presidente no ha tenido reparos en "conceder" RTVE a Podemos dando carta blanca para que el partido morado designe a los nuevos gestores. O sea RTVE, ha sido un "cromo" que Sánchez ha pagado en prenda a Pablo Iglesias a cambio de su apoyo.

La única esperanza es que los trabajadores de RTVE se nieguen a formar parte de ese intercambio de cromos.

RTVE es de todos, se financia con el dinero de nuestros impuestos y por tanto hay que poner freno a que los partidos gobernantes junto a sus socios, consideren este medio de comunicación como su finca particular.

En realidad lo que estamos viendo que sucede en RTVE es el clásico Quítate tú que me pongo yo.

Luis Del Val

Funcionarios sindicales

por Luis Del Val

Charo Zarzalejos

Género epistolar

por Charo Zarzalejos

Julia Navarro

Los unos y los otros

por Julia Navarro

Antonio Casado

El post-sanchismo que viene

por Antonio Casado